Raya Isalnd, un paraíso
¡Buenos días! Hay semanas que
empiezan con el pie izquierdo y las malas noticias se suceden sin tregua
durante los días que siguen al lunes… Esta es de esas, a pesar de que yo sonrío
y me agarro a las pocas cosas positivas que acontecen a mi alrededor.
Soy una idealista sentimental
que espera demasiado de los demás, evidentemente las circunstancias muestran
que no es así… Suerte que la vida es muy larga y te lleva por caminos
insondables que te devuelven la sonrisa. Aunque espero que hoy sea mejor que el
lunes y el martes…
El lunes recibí un email
demoledor, de esos que atentan directamente contra las bases que te sostienen.
El martes me anunciaron que la edición de El
Secreto de las Cuartetas se retrasaba a finales de noviembre. Para rematar
la mala racha ayer descubrimos que Alberto ya no tiene tantas clases como antes
y que Fran no regresará al club… Uffff, yo que pensaba acabar la jornada con
una clase apoteósica… En fin, lo dicho, hay semanas negras.
Regresemos a Phuket…
Tras bajar a la zona comercial
de Patong nos paramos en varias oficinas de tours en busca de una excursión
para el día siguiente. Estábamos tremendamente cansados y no teníamos claro
cuál era la mejor opción. Había dos islas que nos quedaban por visitar, pero
nos parecía demasiado intenso otro tour cargado de paradas… Al final optamos por
un día de playa en raya Island.
Cenamos en el italiano del
primer día, del que no recuerdo el nombre… Y nos fuimos a dormir prontito para estar
a la hora al día siguiente en el hall.
Nos llevaron en ban hasta una
playa cercana. Allí embarcamos rumbo a nuestro magnífico día de descanso. La
primera parte del tour era una hora y media de snorkel entre peces
multicolores. Esta vez sí me animé a nadar entre ellos.
Después pusimos rumbo a Raya
Island, donde comimos bastante regular en un restaurante de troncos antes de
tener cuatro magníficas horas para nosotros solos. La zona de la isla donde
estábamos tenía dos lados: uno con aguas bravas y una paradisíaca playa frente
al resort de lujo The Racha, y otro con el mar sereno, un embarcadero donde nos
debía recoger la lancha y una playa más pequeña.
Optamos por pasar algo más de dos
horas y media en la zona de olas, alquilamos dos hamacas y una sombrilla, una
tabla de surf para que los niños saltaran olas y nos tumbamos con un helado a
disfrutar de las horas de tranquilidad.
Cuando quedaba una horita para
embarcar nos trasladamos a la playa serena. Estábamos quemados por el sol a
pesar de habernos puesto protección cincuenta y teníamos ganas de nadar en una
zona sin tanto movimiento.
¡Fue un día perfecto! Nos lo
pasamos genial sin tanto ajetreo…
Mañana no habrá entrada, voy a
un curso en ESADE todo el día y no podré escribir por la mañana…
¡Feliz día! J
0 comentarios: