Darle la vuelta a la tortilla
¡Buenos
días! Es increíble leer una novela escrita por mí y sentir esa tensión que
emana de las páginas. No soy una narcisista que se promociona a viva voz y se
cree que es la mejor persona, simplemente constato que después de años dedicada
en cuerpo y alma a escribir por fin he llegado a un punto donde mi capacidad de
escribir ha conseguido un estilo propio.
Me
gusta Perdida en la Niebla. A mi
juicio tiene el equilibrio justo entre el romance y el suspense, dándole a la
mitad que corresponde una investigación de las que hacen dudar y aportan
suficientes pistas en direcciones opuestas para desafiar la capacidad deductiva
del lector.
Ayer
tuve un día negativito… Me ofusqué con muchísimas cosas que me pasaban por la
cabeza: la soledad que siento al saber que nadie mueve mi trabajo, la ausencia
de respuesta de las personas a las que he solicitado ayuda, la ansiedad de la
espera, aunque no haya nada que esperar… Uffff, me constó un sobresfuerzo darle
la vuelta a la tortilla.
Por
suerte cuando llegué a casa me decidí por continuar con la lectura correctiva
de Perdida en la Niebla. Durante el
día no todo fue penoso, descubrí que tengo amigas por las que bien vale
apostar, aunque sean virtuales y estén demasiado lejos para verlas.
Abrí
la novela en el Mac con la sensación de que me encontraría algo sin substancia.
Ya os he dicho que estaba pesimista… Y descubrí que me atrapaban las páginas,
que me gustaba lo escrito… Fue una alegría, aunque luego se quede en el
directorio «Novelas» durante años y solo mis lectoras y lector beta la lean.
No
puedo regresar a un punto donde las ansiosas esperas dominaban mi vida con
aquella angustiosa sensación de necesidad y anhelo. Escribir me apasiona, es mi
manera de exorcizar los mundos imaginarios que me acompañan desde pequeña.
A
veces me pregunto qué sería de mí sin el ordenador y las novelas… He escrito
seis en veintidós meses porque cualquier instante libre que consigo arañarle al
día me lo paso sentada en un rincón del sofá, con tres cojines distribuidos
estratégicamente, novelando, viajando con la mente, internándome en la coraza
de mis personajes.
Estoy
perdida, es cierto. No tengo claro hacia dónde moverme ni si mis novelas alguna
vez las leerá muchísima gente, pero como mínimo sé que no voy a abandonar algo
que me hace feliz porque luego tenga poco recorrido. El tiempo dirá, seguro que
tarde o temprano descubro una senda serpenteante hacia la consecución de algún pequeño
objetivo.
De
momento la vida me ha reportado gratificaciones: las ventas imparables de Ecos del Pasado, una próxima publicación
de El Secreto de las Cuartetas y un
grupo selecto de personas que me leen y me comentan… ¡Es suficiente para no olvidar
mi sonrisa matutina!
¡Feliz
día! J
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