Darle la vuelta a la tortilla

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Es increíble leer una novela escrita por mí y sentir esa tensión que emana de las páginas. No soy una narcisista que se promociona a viva voz y se cree que es la mejor persona, simplemente constato que después de años dedicada en cuerpo y alma a escribir por fin he llegado a un punto donde mi capacidad de escribir ha conseguido un estilo propio.
Me gusta Perdida en la Niebla. A mi juicio tiene el equilibrio justo entre el romance y el suspense, dándole a la mitad que corresponde una investigación de las que hacen dudar y aportan suficientes pistas en direcciones opuestas para desafiar la capacidad deductiva del lector.
Ayer tuve un día negativito… Me ofusqué con muchísimas cosas que me pasaban por la cabeza: la soledad que siento al saber que nadie mueve mi trabajo, la ausencia de respuesta de las personas a las que he solicitado ayuda, la ansiedad de la espera, aunque no haya nada que esperar… Uffff, me constó un sobresfuerzo darle la vuelta a la tortilla.
Por suerte cuando llegué a casa me decidí por continuar con la lectura correctiva de Perdida en la Niebla. Durante el día no todo fue penoso, descubrí que tengo amigas por las que bien vale apostar, aunque sean virtuales y estén demasiado lejos para verlas.
Abrí la novela en el Mac con la sensación de que me encontraría algo sin substancia. Ya os he dicho que estaba pesimista… Y descubrí que me atrapaban las páginas, que me gustaba lo escrito… Fue una alegría, aunque luego se quede en el directorio «Novelas» durante años y solo mis lectoras y lector beta la lean.
No puedo regresar a un punto donde las ansiosas esperas dominaban mi vida con aquella angustiosa sensación de necesidad y anhelo. Escribir me apasiona, es mi manera de exorcizar los mundos imaginarios que me acompañan desde pequeña.
A veces me pregunto qué sería de mí sin el ordenador y las novelas… He escrito seis en veintidós meses porque cualquier instante libre que consigo arañarle al día me lo paso sentada en un rincón del sofá, con tres cojines distribuidos estratégicamente, novelando, viajando con la mente, internándome en la coraza de mis personajes.
Estoy perdida, es cierto. No tengo claro hacia dónde moverme ni si mis novelas alguna vez las leerá muchísima gente, pero como mínimo sé que no voy a abandonar algo que me hace feliz porque luego tenga poco recorrido. El tiempo dirá, seguro que tarde o temprano descubro una senda serpenteante hacia la consecución de algún pequeño objetivo.
De momento la vida me ha reportado gratificaciones: las ventas imparables de Ecos del Pasado, una próxima publicación de El Secreto de las Cuartetas y un grupo selecto de personas que me leen y me comentan… ¡Es suficiente para no olvidar mi sonrisa matutina!

¡Feliz día! J

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