Punto y final...
¡Buenos días! Espero y deseo
que esta semana empiece mejor que la anterior. Supongo que era una semana
necesaria para cerrar varios capítulos de mi vida, incluida la última novela que
tenía entre manos. Ayer por la noche puse el punto y final a Perdida en la Niebla y me marqué una
hoja de ruta con los deadlines para
alcanzar cada uno de los hitos que deseo.
No fui ambiciosa ni puse puntos
inalcanzables, mi intención es ir paso a paso, sin agobios ni presiones, pero
con claridad de mente a la hora de avanzar. A veces hay que cambiar de rumbo a
tiempo, gobernar el timón de tu vida hacia otro lugar donde te espera la
incertidumbre.
Dar carpetazo a etapas
importantes en mi desarrollo como escritora me ha costado varios días de
insomnio, lo positivo del caso es que al final esta situación siempre revierte
y llega un día en el que me despierto descansada y ufana. Quería dedicar el fin
de semana a crearme una base de datos de editoriales, nombres de editores,
género que publican y email de la persona a la que dirigirme, pero al final he
primado los veinte folios que me faltaban para rubricar el The End en la última novela.
Seis manuscritos terminados en
veintidós meses, con récords indiscutibles de rapidez, sin faltar ni un solo
día al trabajo ni a las clases de baile, sin descuidar la casa, los chicos, un
viaje de verano… A veces, cuando me planteo la posibilidad de vivir solo de la
escritura me asusto, si trabajando escribo una novela cada tres meses, ¿cuántas
escribiría sin trabajar?
Tengo claro qué quiero, aunque
hay factores determinantes en la situación que no dependen de mí. Sin embargo,
ayer, cuando preparé la lista de movimientos futuros, fui muy cauta y no anoté
ninguna meta que no pudiera alcanzar con mis medios.
Me planteé varias cosas, entre
ellas la posibilidad de cambiarme de gimnasio, de apuntarme a un máster, de
buscar o no una nueva agente literaria… Fueron muchísimos los puntos que valoré
en pro y en contra de cada alternativa, para un análisis en profundidad de las
situaciones hay que ponderar cada factor determinante.
Al final llegué a varias
conclusiones. Una de ellas es que mi cabeza esta vez no me va a traicionar
inventándose una nueva historia, toca revisar, pulir manuscritos, buscar
editoriales, pensar en la posibilidad de seguir en solitario en Amazon…
Hay instantes en los que debo
detenerme. Veintidós meses de creatividad inagotable, seis manuscritos listos
para caminar hacia los lectores, ideas y emociones… Ahora hay que invertir en
ellos, en moverlos, en colocarlos, en darles vida.
En el resto de facetas también
pensé mucho. No puedo cambiarme de gimnasio siguiendo la estela de un profesor
que algún día puede volver a marcharse a otro lugar, ni puedo comprometer con
mis decisiones a mi familia. El tiempo dirá, pero de momento toca adaptarse…
¡Feliz día! J
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