Fin del periplo Thai

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Al fin se termina esta semana infernal… Malas noticias, instantes de estrés, agobios y un par de momentos interesantes y maravillosos. Hay días en los que me quedaría en la cama durante horas, sin levantarme ni enfrentarme a las mil cosas que suceden diariamente.
En fin… Una de las cosas positivas fue el curso de ayer en ESADE, salí del aula pensando: «¡yo quiero volver a estudiar!». Jejejejeje. El profesor, Joan Massons, era un hombre agradable, al que se le veía entusiasmado con enseñar y compartir conocimientos con nosotros, consiguiendo que entendiéramos conceptos complicados con una sencillez increíble. ¡Lástima que el teléfono no dejó de sonar y los temas laborales me hicieron salir varias veces del aula!
El seminario era una iniciativa de YoSoyEmpleo, del banco BBVA, quien sufraga todos los gastos. ¡Estuvo genial!
Bueno, en mi periplo Thai llegamos al final, como en otras facetas de mi vida que llegan a su término con una sensación agridulce… La vida es un pozo de sorpresas…
Cuando regresamos de Raya Island nos dedicamos a preparar las maletas, a bañarnos en la piscina y a descansar un rato. Nos embadurnamos de crema hidratante para rebajar las quemaduras del sol y al anochecer nos fuimos caminando por el litoral a buscar un lugar para nuestra última cena en Tailandia.
Decidimos entrar en el callejón con paraditas del segundo día en Patong,  pedimos varios platos y disfrutamos mucho de la comida. De postres se me ocurrió la brillante idea de pedir un batido de frutas, llevaba tantos días sin tomar alimentos crudos…
Ya os podéis imaginar lo que pasó, ¿no? Me pasé la noche vomitando sin parar, mareada y encontrándome fatal. Cuando me desperté por la mañana no podía moverme sin que el mundo me diera vueltas. ¡Suerte que la habitación de hotel la teníamos pagada hasta el día siguiente!
Les sugerí a mi marido y a mis hijos que se fueran a pasar el día a la playa como teníamos planeado, pero ellos decidieron quedarse conmigo en el hotel, descansar e ir a la piscina. A media mañana fui capaz de bajar a leer con mi Kindle, pero no me entró comida.
Suerte que recordé las enseñanzas de mi tía y me pasé el día tomando coca-cola, un remedio muy eficaz para el mareo de barriga. A las tres de la tarde nos pasó a recoger el transfer, ¡una hora antes de la convenida! Dijimos que esta vez no correríamos, porque no acababa de encontrarme bien.
Una hora después nos presentamos en recepción con nuestras maletas y un poco de tristeza, subimos a la furgoneta y emprendimos un largo viaje de regreso que duró veintitrés horas…
Y hasta aquí mi viaje, mis vivencias, las maravillosas experiencias de este verano. Hasta aquí una relación con mi agente que ha durado más de diez años. Y hasta aquí otras situaciones incómodas… Mañana es el cumpleaños de mi niña, ¡me parece increíble que cumpla catorce!

¡Feliz día! J

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