Rumbo a Phi Phi Island
¡Buenos días! La mañana parece
triste, apagada y sin deseos de iluminarnos la jornada… A veces me asombra esa
capacidad del tiempo para mimetizarse con mi estado anímico. Estoy convencida
de que saldrá el sol en unas horas, porque entonces mis decisiones serán firmes
y no habrá vuelta atrás.
Monkey Beach |
Ayer fui a ver una película que
me encantó y me dejó pensativa, dándome cuenta de que no puedo esperar más a
que las cosas cambien, que debo ser yo quien luche sin tregua. Se llama Un Viaje de Diez Metros, es sensible,
bonita, con un trasfondo intenso y me arrancó varias lágrimas.
Ojalá mis decisiones de hoy
realmente se conviertan en aciertos el día de mañana…
Me gustaría que echarais un
vistazo a la entrevista que concedí al blog Mi Sala de Lectura.
Nos quedamos en la isla james
Bond…
Al regresar a Patong nos
bañamos un rato en la piscina y descansamos del ajetreo. Esa noche cenamos en
un callejón lleno de chiringuitos de comida. Estaba bueno, había variedad y el
precio era económico, aunque no tanto como en Chiang Mai.
Maya Bay |
¿Qué es lo peor que te puede
pasar si vas en la proa descubierto de una lancha y no te puedes cambiar de
sitio? ¡Qué llueva durante una hora seguida! Uffff, entre la mala mar y la
lluvia llegamos a Maya Bay, lugar paradisíaco donde se rodó la película de Di
Caprio La Playa, mojados y un poco
mareados.
Nos bañamos en las aguas
turquesas sin importarnos las gotas que caían sin tregua, y al final salió el
sol. Volvimos corriendo a la barca, estas excursiones pecan de ser demasiado
rápidas. Nos embarcamos hacia la Monkey Beach, una playa llena de monos a los
que les tiramos comida desde la lancha.
Phi Phi Don |
Y de ahí nos fuimos corriendo a
Lho Samah Bay, una zona donde mi marido y mis hijos nadaron haciendo snorkel por las aguas llenas de peces.
Yo no quise bajar, estaba agobiadísima por la ropa mojada, las prisas y la mala
mar… Ellos se lo pasaron en grande.
Cuando los pasajeros subieron a
la lancha pusimos rumbo a Phi Phi Don, la isla más poblada. Ahí comimos en un chiringuito
muy cutre, donde nos dieron unos manjares malísimos, fríos e incomibles. Paseamos
un poco por los tenderetes de la isla antes de embarcar de nuevo.
¡Feliz día! J
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