Un cumpleaños
¡Buenos días!
Los cambios suelen producirme urticaria, me cuesta adaptarme a ellos y durante
el tiempo de transición me afectan al sueño. Sé que la vida me depara
muchísimas novedades interesantes, que cualquier pequeño detalle consigue una
sonrisa en mis labios, pero ahora necesito digerir las realidades y
encuadrarlas en mi rutina.
Ayer fue un
día mágico para mi niña. Debería llamarla de otra manera, ya no es una niña
como antes, se ha convertido en una noven alegre, despierta, con amigas
entrañables que le prepararon un magnífico vídeo para su cumpleaños y un sinfín
de aficiones propias de la adolescencia.
Cuando los
niños crecen y abren su mundo a los amigos cuesta adaptarse a la nueva
situación. Ya no quieren pasar el día de su cumpleaños contigo ni compartir
esos momentos de antaño. Desde luego mi hija fue más feliz con el pastel de sus
amigas a primera hora de la mañana que con nuestras felicitaciones.
Abogo por
darles un conato de libertad que les ayude en el largo proceso madurativo,
aunque cueste dejarles abandonar el ala donde les tenías protegidos. A veces
pecamos de acompañarles demasiado, porque es muy difícil encontrar el
equilibrio justo.
Irene ayer
pasó el día con sus amigas. Vinieron a despertarla con un pastel y catorce
velas, disfrutaron de la terraza de casa haciendo fotos artísticas, charlaron
alegremente en su habitación y se fueron a comer junto a un grupo de gente a un
Frankfurt.
La tarde se
escurrió entre paseos, risas, conversaciones a la vera de la alegría… Y luego
vuelta a casa con sus inseparables amigas, para visionar de nuevo el vídeo de
once minutos donde le recogieron felicitaciones y fotos divertidas de gente de
su entorno.
En algunos
momentos me invade la nostalgia, recuerdo los días pasados, cuando Àlex e Irene
eran unos niños y todavía caminaban conmigo de la mano… Sus cumpleaños
entrañables, rodeados de familia, algunas fiestas, pasteles caseros… Ahora les
miro y, a pesar de la tontería propia de la adolescencia, me admiran los
cambios producidos en ellos, la manera en la que se han convertido en dos
jóvenes con inquietudes.
Como cuesta el
primer día que salen de noche… Y cuando te dicen que quieren sacarse el carnet
de moto… Y verles sentir algo por una chica o un chico… Cada peldaño de su ascensión
a la madurez es un periplo en el que estás presente.
Ojalá la vida
me regale muchos instantes compartidos con ellos, es maravilloso estar ahí para
verles caminar hacia lo que en un futuro se convertirán, ayudarles en algunas
decisiones importantes y participar en su día a día.
¡Feliz día! J
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