Cena en el Savoey Seafood

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! ¡Viernes! Cuando esta mañana ha sonado el despertador me he sentido súper feliz, el fin de semana me parece un momento maravilloso para descansar, avanzar en la novela y acabar de pensar en mi futuro, aunque ya lo tengo muy claro, aunque en algunos momentos mi decisión flojee.
Por suerte mi suegra se recupera favorablemente de su operación, mis hijos están felices con los planes para estos dos días de fiesta y yo tengo un montón de ideas para encarar la recta final de Perdida en la Niebla.
Si mi cabeza colabora al terminar esta novela, la sexta en dos años, quiero pasar un tiempo corrigiendo antiguos manuscritos y moviéndolos, tengo trece listos para salir al mercado, uno tendrá su edición en papel y en digital con la editorial Javisa23 este mes y espero conseguir nuevas metas en los próximos meses.
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Volvamos a Phuket, concretamente a la zona de Patong Beach…
Tras un baño fugaz a la luz del ocaso regresamos al hotel a cambiarnos de ropa para caminar por el litoral hasta la zona llena de comercios. Estábamos a unos doce minutos andando del meollo. Buscamos un sitio en el que cenar, teníamos hambre y ganas de comer pescado.
En Patong hay cantidad de restaurantes con el pescado expuesto en unos largos mostradores llenos de hielo. Los precios parecen muy económicos a simple vista, así que decidimos entrar en el Savoey Seafood. Nos sentamos a la mesa y el camarero nos dijo que le siguiéramos para elegir los pescados. Mi marido y yo nos emocionamos y empezamos a pedir sin ser conscientes de cómo acabaría la cuenta…
Langosta al ajillo, un pescado de un quilo y pico a la brasa, gambones, calamar… Los precios son por cien gramos... Al terminar la elección el camarero acude con la cesta llena de pescado a una balanza y pesa nuestra selección. Fue entonces cuando se me hizo un nudo en el estómago y empecé a hiperventilar. Mi cabeza sumó en euros y un poco más y me voy corriendo. Jajajaja.
Por suerte las excursiones nos habían costado muchísimo menos de lo que pensábamos y la diferencia era mayor que la suma de esos pescados… ¡Los disfruté un montón! Lo único que no me gustó demasiado fueron las gambas, eran insulsas. Si vais a Patong y las pedís, sobre todo que sean al ajillo o con curry o con cualquier especia que le dé sabor.
Al terminar pagamos la cuenta con la VISA, respiramos hondo y caminamos para comprar un helado mientras veíamos el desmadre de la zona roja de Patong. ¡Impresionante! Me horrorizó y me impactó a partes iguales. Mujeres bailando en barras medio desnudas, bares repletos de hombres y vicio, chicas que te invitaban a entrar en la calle…

¡Feliz día! J

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