Hay que seguir tus intuiciones
¡Buenos días! Esta semana avanza
a la velocidad del rayo, ya estamos a jueves… Ayer me arreglaron la nevera de
manera provisional, pero ya tengo mis alimentos en ella, esperando a que le
cambien la pieza defectuosa.
Terminé la lectura correctiva de Dúo a las ocho y media de la tarde, con
una intensa sensación de que quizás era una buena novela. Luego preparé una propuesta
para la editorial a la que siempre he querido mandarla. Es curioso, siento que
es la mejor elección de entre todas las posibilidades que hay.
Quizás sea una locura, un pálpito
absurdo y sin fundamento, una de aquellas corazonadas que no nos llevan a buen
puerto, pero a mí me hace feliz valorar esas señales que me indican con luces
de neón el destino final de esta novela.
Si el tiempo valla ese camino,
buscaré un sendero alternativo, no hay que rendirse nunca, es la máxima que
prevalece cada día, con la emoción de encontrar salidas a las mil ideas que
atesora mi cabeza, con aquella energía positiva que siempre colabora a la hora
de esbozar sonrisas.
Al terminar la corrección de Dúo, con las emociones a flor de piel
tras enfrentarme a ese final tan emotivo, escribí el email que llevaba tiempo
elaborando en mi cabeza, con la positividad propia del momento, como si
acompañar a Margaret en su último aliento de la novela me insuflara valor para
perseguir mis sueños.
¿Y qué es la vida sin ilusiones? Hay
que apostar sin alterar los nervios, sonreír cada día, inventar un mundo lleno
de posibilidades, donde tus sueños alcancen una dimensión desconocida, aunque
luego se queden en pequeñas estrellas en tu firmamento particular.
Me gusta el cambo de género de
mis actuales manuscritos, explorar el romanticismo, dirigir los hilos de los
personajes hacia una relación incierta, donde los sentimientos son el motor de
sus vidas. Pero no descarto regresar al thriller
o dejarme seducir por otros temas…
Lo bonito de escribir es la
posibilidad de crear, de interactuar con unos desconocidos que acaban convirtiéndose
en amigos imaginarios. A medida que te empapas con sus pensamientos aprendes a
quererles y consigues una empatía propia de la narración.
Últimamente escribo con una
intensidad nueva, parece que las palabras me envuelven en una corriente de
sensibilidad, que a través de ellas penetro en la mente de los personajes.
Estoy feliz al descubrir esa sensación a medida que corrijo.
Quizás, y solo quizás, el tiempo
dedicado consiga dar sus frutos. Ojalá ese email que escribí ayer por la noche,
antes de levantarme a preparar la cena, obtenga una respuesta a la altura… Si
no llega, si se pierde en el ciberespacio o se aletarga, sabré que como mínimo
lo he intentado.
¡Feliz día! J
Enhorabuena por ese sobresalto de coraje que te hizo enviar una novela maravillosa a las editoriales! Un besazo M.
ResponderEliminarSeguro que tú también eres eficiente cuando te toque buscar revistas para los papers... MUAK
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