Castillos en el aire

7:07 Pat Casalà 0 Comments

Buenos días! Hoy tengo un día lleno de expectativas, incertidumbres y muchos ánimos para avanzar hacia un futuro mejor, siempre mejor… Me levanto con un cúmulo de emociones encontradas, con un sinfín de ideas en mi cabeza revoloteada, con la ilusión de que quizás la Providencia me traiga alguna buena noticia.
A veces tiendo a construir castillos en el aire, no en vano soy una creadora de mundos paralelos, aunque he de admitir que con el tiempo he conseguido centrar esa tendencia a vivir las fantasías como si fueran realidades. A veces me permito la licencia de soñar despierta en una situación determinada, pero con la conciencia clara de que no es más que un espejismo que quizás nunca se cumpla.
Soñar, ilusionarse, crear una realidad paralela a ratos, un lugar donde evadirse cuando la vida cotidiana te lleva al lado oscuro, tiene unas ventajas increíbles. Puedo experimentar la emoción intensa de alcanzar mis metas, o vivir una historia sin que eso comprometa a mi perfecta y maravillosa realidad.
¿Quién no ha sentido a veces ganas de saber qué sentirías si hubieras tomado otras decisiones en el pasado? Es importante dejar vagar la imaginación, conseguir que los sentimientos traspasen la frontera de la fantasía y te llevan a lugares lejanos mientras estás sentada en el sofá, con los ojos abiertos y la mirada anclada en el horizonte.
Hoy toca vivir, sentir, internarse en un mundo de sensaciones reales y tangibles, de las que te inducen al nerviosismo, a la esperanza y a un mar de especulaciones acerca de a dónde voy y dónde quiero llegar.
Suspiro. Estaría feliz ante los cambios que se avecinan, si se cumplen mis expectativas, claro. Es como si desde el lunes pasado hubiera entrado en un torbellino que arrasa con mi vida anterior, como si quisiera enterrar una etapa para iniciar una nueva.
Y estoy dispuesta a cerrar la página del capítulo actual, a amoldarme a las situaciones que vendrán, a sentir que vale la pena levantarme cada mañana para encarar cada nuevo reto con una sonrisa y la alegría de saber que es una ruta decidida, que quiero caminar hacia un horizonte incierto, uno que posiblemente me lleve a puertos desconocidos.
Es un punto y aparte, uno de aquellos que te obligan a iniciar una novela diferente, a cambiar de temática sin renunciar a tu estilo, a explorar otros géneros en la literatura y en la vida. Y quiero que sea así, lo deseo, lo anhelo… Veremos si no he escrito el cuento de la lechera…
¡Feliz día! J


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