Castillos en el aire
Buenos días! Hoy tengo un día
lleno de expectativas, incertidumbres y muchos ánimos para avanzar hacia un
futuro mejor, siempre mejor… Me levanto con un cúmulo de emociones encontradas,
con un sinfín de ideas en mi cabeza revoloteada, con la ilusión de que quizás
la Providencia me traiga alguna buena noticia.
A veces tiendo a construir
castillos en el aire, no en vano soy una creadora de mundos paralelos, aunque
he de admitir que con el tiempo he conseguido centrar esa tendencia a vivir las
fantasías como si fueran realidades. A veces me permito la licencia de soñar
despierta en una situación determinada, pero con la conciencia clara de que no
es más que un espejismo que quizás nunca se cumpla.
Soñar, ilusionarse, crear una
realidad paralela a ratos, un lugar donde evadirse cuando la vida cotidiana te
lleva al lado oscuro, tiene unas ventajas increíbles. Puedo experimentar la
emoción intensa de alcanzar mis metas, o vivir una historia sin que eso
comprometa a mi perfecta y maravillosa realidad.
¿Quién no ha sentido a veces
ganas de saber qué sentirías si hubieras tomado otras decisiones en el pasado?
Es importante dejar vagar la imaginación, conseguir que los sentimientos traspasen
la frontera de la fantasía y te llevan a lugares lejanos mientras estás sentada
en el sofá, con los ojos abiertos y la mirada anclada en el horizonte.
Hoy toca vivir, sentir,
internarse en un mundo de sensaciones reales y tangibles, de las que te inducen
al nerviosismo, a la esperanza y a un mar de especulaciones acerca de a dónde
voy y dónde quiero llegar.
Suspiro. Estaría feliz ante los
cambios que se avecinan, si se cumplen mis expectativas, claro. Es como si
desde el lunes pasado hubiera entrado en un torbellino que arrasa con mi vida anterior,
como si quisiera enterrar una etapa para iniciar una nueva.
Y estoy dispuesta a cerrar la
página del capítulo actual, a amoldarme a las situaciones que vendrán, a sentir
que vale la pena levantarme cada mañana para encarar cada nuevo reto con una
sonrisa y la alegría de saber que es una ruta decidida, que quiero caminar
hacia un horizonte incierto, uno que posiblemente me lleve a puertos
desconocidos.
Es un punto y aparte, uno de
aquellos que te obligan a iniciar una novela diferente, a cambiar de temática
sin renunciar a tu estilo, a explorar otros géneros en la literatura y en la
vida. Y quiero que sea así, lo deseo, lo anhelo… Veremos si no he escrito el
cuento de la lechera…
¡Feliz día! J
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