Hola río Mekong (Mekong I)

9:09 Pat Casalà 1 Comments

¡Buenos días! Ayer nos quedamos en el aeropuerto de Doha con un enfado monumental y los nervios por los suelos. Y es que una vez pasa, te olvidas de estas cosas, pero en el momento cuesta sobrellevarlo.
Cuando conseguimos por fin embarcar, con los nuevos billetes del vuelo nacional guardados en el móvil, empezamos a relajarnos, a pesar de que esa noche tampoco íbamos a poder dormir demasiado.
Aterrizamos en Danang a las doce menos cuarto de la noche. Pasamos el control de pasajeros con bastante rapidez, he de reconocer que tras tantos años viajando tomamos siempre algunas precauciones en los vuelos, como coger los asientos muy adelante y salir pitando al llegar a los aeropuertos donde hay que pasar la aduana. Y, una vez tuvimos las maletas, localizamos la terminal de vuelos nacionales.


El calor infernal de esa noche nos preparó para el que pasaríamos a partir de ese instante. Porque en Vietnam he pasado más calor del esperado…
Faltaban todavía tres horas para que abrieran el mostrador de facturación, la terminal de vuelos internos no tenía aire acondicionado y estábamos tremendamente cansados. Por eso nos tocó regresar sobre nuestros pasos arrastrando las maletas para colarnos en el edificio de salidas internacionales, donde nos sentamos en unas sillas de plástico a esperar a las tres de la mañana para por fin facturar.
Desde luego el tiempo pasó despacio, y se nos cerraban los ojos. 
Por fin logramos embarcar después de facturar y quedarnos sentados en el suelo aguantando el calor. En la terminal nacional no había asientos…


Y llegamos al aeropuerto de Ciudad de Ho Chi Ming, donde un coche del hotel nos esperaba para llevarnos a una cama, aunque como alcanzamos la habitación a las seis de la mañana solo pudimos dormir una hora.
¡Cuando sonó el despertador de poco lo estampo! ¡En serio! Porque nos metimos en la cama esa hora para recuperarnos un poquito del cansancio, de las horas de vuelo, de los nervios…
Desayunamos en el buffet del hotel. A diferencia de los otros países asiáticos donde hemos estado, el nivel hotelero y de desayunos de Vietnam no es tan elevado, pero estuvo bien.


Y al fin, el guía de Asiática Travel nos vino a buscar para emprender nuestra excursión al Mekong.
Nos subimos al coche con ilusión y muchísimo sueño. Como había un trayecto de dos horas, buscamos la mejor posición para descansar algo porque llevábamos un montón de horas durmiendo poquísimo.
Empezamos la excursión visitando el lugar donde se hacen ladrillos. Me pareció muy interesante descubrir cómo era la producción, ver los hornos, saber cómo es el proceso, en su totalidad manual. 
Después caminamos por unos senderos de arena hasta un embarcadero pequeño. Hacía mal día, el cielo parecía decidido a dejar escapar una tormenta que por suerte no llegó hasta entrada la tarde. Recuerdo mi emoción al subirme a la barca para recorrer una parte del río Mekong y sentirme en otro lugar, dejarme acariciar por la brisa, encontrar un pedacito de historia, siempre tocada con el sombrero típico que compramos antes de embarcar.
¡Feliz día! J

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