¡A por el martes!
¡Buenos
días! Segundo día de trabajo… Parece que el sol quiere salir en el cielo para
iluminar una jornada que se prevé larga y extensa. Entraré en la oficina a las
ocho, como cada mañana. Tengo una reunión a las cinco que probablemente se alargue
hasta las siete o las ocho… Y no tengo más que media hora para comer…. Pero
como dice Pilar, me alegro de tener trabajo.
Las
horas en el despacho pasan volando, navegar entre seis cuentas de correo
distintas sin cruzar los datos requiere una atención intensa y llevar siete
contabilidades también. A veces no sé ni qué programa de facturación me toca
abrir o entro en el Contaplus y me agobio porque no veo un proveedor, entonces me fijo en la
empresa y descubro que estoy en otra… ¡Pero viva el trabajo! ¿Qué haría yo sin
él?
Voy
a escribir una entrada cortita… ¡Tengo que preparar la reunión de esta tarde!
He
de retomar la rutina de las entrevistas, pero hasta que no ponga al día con el
trabajo y presente los impuestos y formularios del mes de enero no voy a centrarme
en otras cosas. Quiero sacar algo de tiempo para escribir un poco.
La
novela crece cada día en mi cabeza, ahora estoy investigando unos temas súper
interesantes para ver si los incluyo en la trama. ¡Me encanta esta actividad
cerebral! Aunque el hecho de escribir de noche y activar entonces mi cerebro no
me ayuda mucho a dormir bien… ¡Las ideas no paran de aparecer!
Tengo
claro hacia el lugar que me encamino, así como algunos giros de la historia, he
decidido apostar por una idea distinta y obligarme a que la trama no se llene
de personajes principales, aunque eso me cuesta un montón. Ayer no conseguía
escribir con el tono que quería, así que dejé reposar el capítulo, a ver si
esta noche logro arrancarlo.
A
veces pasa, te bloqueas en un lugar concreto y no sabes por qué. Normalmente
cuando escribo y reescribo veinte veces
un mismo capítulo acabo por cambiarlo del todo al comprender que lo que falla
es la idea primaria.
La
rutina vuelve a capitanear mi vida, con el despertador sonando a las 6:06,
preparar las fiambreras para los niños y para mí, el desayuno, los bocadillos,
las prisas mañaneras… ¡Suerte que ayer terminaron los paletas! ¡Y ya vuelvo a
tener dos baños!
Por
las tardes vuelvo a bailar tres días a la semana. La rodilla se queja en algún
momento de la clase, pero yo arrugo la nariz y bailo, ya dejará de doler… Ayer
la clase fue maravillosa, de las de antaño, con pasos difíciles y buena música.
¡Genial!
Mañana
escribo algo más largo…
¡Feliz
día! J
:-) A las 6:06 el despertador y a las 7:07 la publicación :-)
ResponderEliminar¿Has cambiado el tipo de letra hoy?
Feliz día.
Es este blogger... Grrrrrrrrrrrrrr. ¡Feliz día! :-)
EliminarHola Pat feliz día, es admirable tu esfuerzo para organizarte y dividir tu tiempo entre tu familia, actividad laboral y la literatura, pero sin duda debes hacer todo dejando el alma y con mucha pasión y los resultados creo que tienen que ser los mejores . Espero que siempre tengas la luz y energía necesarias para desarrollar tu espíritu y encuentres las palabras necesarias para continuar la novela y concretar un hermoso trabajo. Hasta pronto, que Dios te bendiga siempre un beso desde el sur amiga
ResponderEliminar¡Un beso Omar! :-)
EliminarHola Pat. ¡Estáis todos con la fiebre inspiradora!
ResponderEliminarNo sé de dónde sacas el tiempo... ¡Eres muy activa, amiga!
Enhorabuena por todos tus triunfos diarios.
Un abrazo.
¡Inspiración! Eso me faltaba últimamente en mi vida... Yo tampoco sé cómo lo hago... ¡Pro querer es poder! Acabo de llegar hace media hora del trabajo: ¡de 8:00 a 19:30! Y ahora a teclear... ¡Un beso guapísima!
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