¿Me acompañáis en el viaje?
¡Buenos días!
¡Qué bien se está de vacaciones! Me encantan estas mañanas largas, sin
obligaciones laborales, sin estrés, escribiendo, sintiendo. Mi máxima ambición
estos días es meterme dentro de la cama con el ordenador, los cascos con la música
lenta que me inspira, un té con aroma de especies en la mesilla de noche y
teclear. No pido nada más.
En días así
mi imaginación se dispara y me lleva a un lugar perdido en el Caribe, estirada
en una hamaca, con el bañador, el sol en su cénit y el ordenador en el regazo…
Mi marido sentado al lado y los niños en la orilla con su grupo de amigos…
Calor, ideas, risas…
Suspiro largo
y profundo…
Toca regresar
a la realidad, aunque cuando cierro los ojos veo la playa de agua cristalina,
las palmeras sollozar sobre la arena blanca, el arrecife de coral en la lejanía,
mi sonrisa…
El Spotify
repite una y otra vez las mismas canciones, la voz de mis cantantes favoritos
me acercan a las letras que me sé de memoria y podría reproducir sin otro
problema que provocar una tormenta de colosales dimensiones (es que desafino
muchísimo…). Respiro con tranquilidad y viajo con la mente.
No quiero
despertar de este maravilloso sueño, es como si pudiera tocar el cielo con las
manos y sentir una cálida caricia de ilusión, como si mis nuevos protagonistas
me susurraran palabras para darle sentido a cada emoción, como si mi mundo
paralelo tomara posesión de mi vida y me transportara al más allá.
¿Me acompañáis
en el viaje?
A veces solo
se necesita cerrar los ojos, inspirar y soltar el aire lentamente por la boca
mientras recreas un lugar en la mente. Sentir el sol sobre tu piel, el calor
despertar unas gotas de sudor, escuchar el rumor de las olas al romper en la
orilla, respirar el salitre mezclado con la fragancia de la naturaleza que se
acerca al mar, tocar la finura de la arena cálida que alfombra el suelo sobre
el que se asienta la hamaca, sonreír y permitir que la plácida sensación te
invada lentamente.
El té está
buenísimo. ¡Me encanta probar nuevos sabores! Hoy me he decidido por té blanco
con aroma de vainilla. ¡Mmmmmm! He abandonado el chocolate, tras mi régimen y
adelgazarme 10 quilos no quiero volver a recuperarlos, así que té con sacarina
es lo máximo a lo que aspiro.
A veces
pienso que podría dejarlo todo e irme a vivir a algún lugar donde la
tranquilidad fuera el sino diario, donde las horas de trabajo intenso dejaran
paso a horas de sosiego, donde la vida transcurriera a otro ritmo y escribir
fuera un placer al que pudiera aspirar cada mañana al levantarme.
¡Sería increíble!
Abro los
ojos. Mi casa está en silencio, los niños duermen y mi marido se ha ido a
trabajar. Il Divo suena a toda
potencia en los cascos, música lenta para concederme una dosis de inspiración. Abro
la novela, la que empecé hace tres semanas. 15.667 palabras, 32 folios, 12 capítulos…
¡Suena bien!
¡Os abandono!
Voy a aumentar esas cifras…
¡Feliz día! J
Feliz año guapa!
ResponderEliminarY con lo que sueñas...ojalá pudiera ser así...y no tantas prisas y estrés jeje
Muchos ánimos con tu nueva novela!!!
Un beso!
¡Por suerte soñar no cuesta dinero! ¡FELIZ AÑO! :-)
Eliminar:-) Aumenta, aumenta...
ResponderEliminarFeliz día.
16.700 ya... ¡No está mal! ¡Feliz tarde! :-)
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