No esperar

9:59 Pat Casalà 4 Comments


¡Buenos días! Me prometí a mí misma que 2013 marcaría un cambio significativo en mi forma de actuar y de pensar, que ya no esperaría encadenada al email, que mi visión de las cosas sería distinta, que necesitaba respirar paz y tranquilidad, caminar sobre tierra firme, abandonar las arenas movedizas que me hacían caminar con angustia de no caer…
Es un propósito difícil, pero no imposible. Hoy no espero, no me agobio pensando lo que no fue ni deseando lo que no puedo tener, hoy avanzo hacia mi destino con el corazón abierto y las expectativas justas para ilusionarme con el devenir de los días.
Recuerdo cuando hace años veía las castings de Operación Triunfo, las lágrimas y la desesperación de los que no superaban la prueba, su frustración, su dolor. Y pensaba que no era justo, que en el mundo artístico la suerte es aleatoria y que a veces no basta con desearlo, con trabajar, con poner empeño y perseverancia.
Las caras de los que se quedaban por el camino eran una máscara de anhelo frustrado, parecía como si sintieran que su oportunidad acababa de morir en brazos de aquella actuación, como si nunca más pudieran mostrar su talento.
El mundo está lleno de artistas. Hay personas que llevan la creatividad en la sangre, que no pueden respirar sin imaginar, que su vida gira en torno a su mundo paralelo. ¡Hay tantas! Y no todas pueden rozar el cielo de la realización de sus sueños.
Quizás mi forma de caminar por el sendero de la vida hasta ahora era equivocada. No se puede pensar en lo que se quiere ni centrar tu mundo en conseguirlo, es importante ver dónde estás y disfrutar de ese trecho que serpentea hacia un futuro incierto.
En el blog de Prometeo (Miserias Literarias) que tantas veces os he nombrado había muchos artículos que descubrían las entrañas de un mundo lleno de envidias, celos, años de espera, realizaciones y frustraciones. Una de las verdades que decía era que el verdadero escritor no podía para de escribir, que para él era una necesidad, un anhelo más allá del éxito o del fracaso, que lo llevaba en la sangre y que a pesar de caer muchas veces, siempre se levantaba y creaba. Tenía razón. El que nace con la emoción de escribir vive por y para las palabras, enredado en tramas.
No esperar, ese es mi único propósito de este año. No pasarme las horas con la sensación de que va a llegar el momento, de que voy a recibir una respuesta, de que los castillos en el aire van a elevarse hasta la cumbre, de que el email traerá noticias, de que mis preguntas son contestadas… ¿Notáis la ansiedad asida a esas palabras? ¿La angustia que produce esa espera que nunca da frutos?
Así que hoy no espero, vivo el presente, me desmeleno como decía Josep, busco la manera de avanzar sin mirar al futuro con esa esperanza incómoda, solo camino con la ilusión de vivir un día maravilloso, de alcanzar la estabilidad y de no esperar.
¡Espero cumplir mi propósito!
¡Feliz día! J   

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