Desencallada al fin...
¡Buenos días! Hoy cierro el blog hasta el lunes.
Mañana cojo el Ave a Madrid a las siete de la mañana para acudir a una reunión
de trabajo y no voy a volver a Barcelona hasta la noche. Mis momentos de
escritura matutina desaparecerán.
Por suerte ayer desencallé el capítulo de NPVST
que tenía atravesado y logré darle una vuelta de tuerca a mis ideas para crear
la tensión necesaria y llegar al lugar donde quería. Solo me faltan sesenta
folios para terminar esta preciosa historia. Cuando ponga el punto final podré
dedicarme a corregir, releer y buscar cómo hacerla llegar a los lectores.
Paralelamente avanzo en CEST y empiezo a perfilar
MVST, la última entrega de esta serie que me ha llenado de suspiros, sonrisas y
buenos momentos. Hacía tiempo que no me quedaba sin ideas para resolver una
parte de la trama como esta vez, y me ha sentado un poco mal de ánimos hasta
que he encontrado la manera justa para darle una intensidad necesaria en esa parte
de la historia.
He regresado por un par de capítulos a la novela
policíaca, al thriller mezclado con
la romántica, y me ha costado dejar las cosquillas estomacales, las
palpitaciones, la respiración agitada y cada una de las sensaciones que invaden
el cuerpo de los protagonistas.
Pero lo he logrado. NPVST es una vuelta de tuerca
a la manera psicópata de actuar de alguien, una manera de poner al lector al
filo de la ansiedad varias veces, sin dar demasiados respiros. Hay silencios,
instantes tranquilos para relajarse, pero son pocos porque Zack y Julia han de
pasar muchas pruebas para respirar tranquilos al final.
Y sí, ahora ya lo tengo claro, sé hacia dónde
conduce ese final, cómo llegar a él y dejar planteadas algunas cosas para las
dos siguientes entregas de la serie, con un par de nuevas protagonistas
femeninas y dos preciosas historias de amor con muchos momentos mágicos.
Dudé mucho por un giro inesperado de la trama de
NPVST que se alejaba un poco de mis expectativas iniciales, me ha costado mucho
cambiar esa visión de Julia para encajar la nueva idea, pero al final me gusta
el resultado, tiene una chispa de emoción y plantea un instante mágico.
De momento Rumbo
a ninguna parte se vende bien y en pocos días tendré la edición impresa en
casa y podré oler las páginas, feliz por acariciar el lomo del libro, con la
ilusión de tocar por fin el cielo con mis manos.
¡Feliz día! J
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