El camino de los sueños
¡Buenos días! Cuando ha sonado el despertador hace
veinte minutos me ha costado ubicarme. Tenía la sensación de que todavía era
domingo, como si no me tocara irme a trabajar y pudiera remolonear entre las sábanas
un ratito más. Pero es lunes y toca levantarse para ir al despacho donde me
espera un montón de trabajo después de la reunión del viernes.
Me he pasado el fin de semana viendo las fotos de
las autoras que estaban en la feria de Madrid. Es curioso, el viernes a las
siete de la mañana cogí un AVE para ir allí, pero en vez de a la feria del
libro fui a una de las reuniones más importantes de mi trayectoria laboral.
Mientras veía la sucesión de maravillosas imágenes
de mis colegas firmando, paseando por la feria y viviendo un sueño cantaba en
voz baja una canción de Billy Joel: The
river of dreams. Ahora que me he aficionado a poner trozos de canciones que
ilustren un poco el argumento de las novelas dentro del texto he decidido
usarlo para el blog.
Por el
medio de la noche
voy de
paseo durmiendo
desde las
montañas de la fe
hasta un
río muy profundo.
Seguramente
estoy buscando algo,
algo
sacro que perdí,
pero el
río es ancho
y
atravesarlo es demasiado difícil.
Aunque sé
que el río es ancho
voy ahí
cada noche
y me
quedo en la ribera.
Intento
atravesar al lado opuesto
para que
por fin puedo encontrar lo que busco.
Llevo tantos años soñando que ahora puedo comparar
el fin de mis metas con un ancho río difícil de atravesar, pero que me llama en
la distancia. Me paso los días cerca de la rivera, acariciando el agua, con la
ilusión de avanzar un poquito cada vez, en busca de la barca que me lleve finalmente
al otro lado.
Nunca dejaré de tener sueños ni de pensar que vale
la pena continuar escribiendo con la emoción de encontrar un día el filón
necesario para tocar el cielo con mis manos.
Las canciones para mí son importantes, ilustran
muchas veces un estado de ánimo, una manera de exorcizar los sentimientos, de dejar
a un lado los malos rollos para levantar la cabeza y sonreír.
De niña,
cuando me ponía triste, escuchaba la canción de Annie: El sol brillará mañana.
Me encantaba oírla una y otra vez, con la emoción de saber que tiene razón. Si
un día te despiertas negativo, seguro que al siguiente encontrarás la sonrisa
perdida.
El sol
brillará mañana.
Puedes
apostar a que mañana sale el sol.
Si
piensas que igual mañana
el camino
duro ya se allana, es mejor.
Cuando el
día que ves, solo es oscuro,
debes
solo sentir, reír, cantar, ohh.
El sol
brillará, mañana.
Tengo que
esperar que mi mañana
llegue ya.
Mañana,
mañana te quiero mañana,
no puedo
esperarte más.
Cuando el
día que ves, solo es oscuro
debes
solo soñar, reír, cantar, ohh
El sol
brillará, mañana.
Tengo que
esperar que mi mañana
llegue ya.
Mañana,
mañana te quiero mañana
no puedo
esperarte más.
Mañana, mañana
te quiero mañana
No puedo
esperarte más.
Así que hoy he abierto los ojos, he reproducido
estas dos canciones mientras aporreaba las teclas y las sonrisas han eclipsado
cualquier resquicio de tristeza. Porque estoy en un camino precioso, Rumbo a
ninguna parte se vende bien, NPVST está llegando a su final y la vida tiene un
sinfín de instantes para disfrutar.
El viernes salió una reseña en el blog de un compañero
de editorial, Enrique García (enlace). Os invito a leerla. ¡A mí me ha
encantado!
¡Feliz día! J
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