Apaciguar los sentimientos
¡Buenos días!
Pensaba que hoy me despertaría con un magnífico día de sol y tranquilidad para
descansar las neuronas y escribir al aire libre… ¡Y parece que sí hay suerte! Aunque
algunas nubes pululan por el cielo con la intención de estropear la mañana de
hamaca.
Las mil
obligaciones fiscales de este mes me ahogan. Llevar cinco empresas más una
fundación lleva mucho papeleo en una época como esta y si encima tienes otra
empresa que llevar desde casa y las rentas de la familia apenas te queda tiempo
para respirar.
Tengo unas
ganas de que llegue julio…
Este año los
niños se van quince días y nos quedamos solos mi marido y yo. Disfrutaremos de
las tardes con paseos, cine, compras y muchas horas al aire libre.
Últimamente
me sorprendo con mi manera de ver el futuro. Ya no espero estar frente a esa
maravillosa cola en el FNAC de lectores con un ejemplar de mi libro ni me veo
dedicándome a la literatura. Ya no vibro con la emoción de ver mis libros en
papel ni de pensar que vale la pena tener lectores.
La realidad
clarea en mi cabeza y apacigua mis sentimientos. No me puedo quejar del trabajo
que tengo ni de mis compañeros ni del ambiente de compañerismo que se respira
en el despacho ni de mi jefe ni de la marcha de las empresas ni de mi horario.
En general tengo algo muy valioso, aunque me ha costado un mundo aplacar mis
deseos infantiles.
Vale, me han
dicho que ahora escribo bien y que mis ideas son buenas y he conseguido una
editorial para El Secreto de las
Cuartetas. Pero no encuentro la emoción que debería sentir, es como si tras
tantos años de lucha, trabajo y tesón la ilusión se hubiera secado. Ahora ya no
sé si llegaré algún día a la cima de mis aspiraciones, y la verdad es que ya no
me importa.
Escribo por la
necesidad de dar salida a los mundos paralelos que me inundan. No siento aquel
arrebato de antes ni la presión que yo misma me imponía. Tengo que darle una
vuelta a LME y no tengo tiempo. Antes me hubiera angustiado, ahora pienso que
ya lo haré, que total, me quedan dos meses para entregarla.
Hace un año o
dos, tras una comida como la del otro día con mi agente, hubiera acabado
emocionada, ilusionada, feliz. Esta vez soy prudente, aunque me sentí contenta
con su valoración, no quiero edificar expectativas que luego se derrumban ni
pensar que con esa conversación ya está todo hecho. ¡Somos tantos los que
escribimos!
Lo mejor de
esta nueva visión del mundo es que soy capaz de sonreír cada mañana sin la
necesidad imperiosa de que llegue algo grande a mi vida. He necesitado muchos
años para darme cuenta de que ya tengo muchas cosas maravillosas por las que
sentirme feliz.
¡Ahí va mi
sonrisa: J!
Ahora me voy
a duchar, a vestir y rumbo a una magnífica hamaca al sol con el ordenador en el
regazo y una buena dosis de LMR.
¡Feliz día! J
FELIZ sábado... espero que aguante el solo todo el día ;-)
ResponderEliminarYo también lo espero... :-)
EliminarCuando encuentras esa paz, lo demás viene solo, Pat. Enhorabuena por este pensamiento.
ResponderEliminarBesos
Es cierto Mayte. Cuesta llegar ahí, pero una vez lo logras vives de otra manera. ¡Un beso!
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