Días de tranquilidad
¡Buenos
días! Parece que mi cerebro se niega a reiniciarse tras los días de descanso…
Tres días en la montaña sin niños, sin Internet y sin obligaciones laborales
dan muchísimo de sí. He tomado el sol, he escrito un montón y me he relajado
tanto que esta mañana de poco apago el despertador y continúo durmiendo…
No
parece que hoy esté despejado, hace más fresco que la semana pasada y los niños
ya han regresado de casa de sus amigos, así que toca pasar una semana de
preparación para que se vayan de colonias sin problemas mientras esperamos las
notas el lunes que viene.
Es
increíble lo rápido que pasa el tiempo, parece que fuera ayer cuando Irene
entró en el Súnion para iniciar la secundaria. El cambio de cole, los nuevos
amigos, la forma distinta de estudiar… Recuerdo lo nerviosos que estábamos
todos… ¡Y ya está! ¡El curso se terminó! Àlex ya es un veterano, si todo va
bien el año que viene empieza cuarto de ESO… ¡Ufff, qué mayor!
La
Cerdanya estaba maravillosa, los campos de amapolas copaban las extensiones de
terreno al lado de la carretera y nos regalaban una vista impresionante. El sol
ha brillado con intensidad cada día, permitiéndome salir al jardín de buena
mañana con el ordenador en el regazo.
No
teníamos casi vecinos, los franceses que vivían en la casa de al lado han
alquilado otra, así que ya no estaban, los asiduos a la comunidad tenían verbenas
en otros lugares, por eso mis hijos se fueron a pasar los tres días con amigos…
Solo estuvo una pareja con su hija pequeña, de la edad de mi mayor, un par de
días y fuimos a tomar coca y cava a su casa la noche del sábado.
Es
impresionante como la soledad me ayuda a encontrar el cauce de las palabras.
Muchas veces me preguntan cómo consigo hacer tantas cosas al cabo del día, creo
que la clave está en buscar momentos productivos. Si me siento frente al
ordenador es para escribir un capítulo y exprimir hasta el último segundo. Cuando
la inspiración me abandona lo dejo estar, es mejor media hora intensa que dos
horas perdidas.
Con
tres días de tranquilidad por delante sabía que las ideas no tardarían en
plasmarse en el papel. Ya casi domino el Mac, aunque en algunos momentos necesitaba
salir a zona de cobertura para buscar cómo se encontraba un carácter especial,
como las comillas españolas.
Terminé
la primera ronda de LME, ahora me tocará iniciar una segunda más profunda. Y
avancé un montón en LMR. Esta última novela ya cuenta con ciento diez folios y
creo que con una veintena más estará terminada. Así que en breve la tendré
lista para correcciones.
A
ver qué nos depara la semana…
¡Feliz
día! J
¿El Mac no tiene el mapa de caracteres? ;-)
ResponderEliminarFELIZ día :-)
Es posible... A las 20h. voy a un cursillo de Mac... ¡Feliz tarde! :-)
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