¡Aventura en Tankah!

9:09 Pat Casalà 0 Comments


¡Buenos días! Es por decir algo… Hoy se despierta nublado y con la temperatura bajita para esta época del año. De momento no me puedo quejar del maravilloso verano hasta la fecha, así que un día de mal tiempo no me agriará mi estancia en las montañas.
Ayer fue una jornada tranquila para disfrutar del sol, la tranquilidad, la escritura y mi familia. Hice risotto de ceps para comer, fuimos al cine por la tarde, caminamos un poco por Puigcerdà y gozamos de una velada muy agradable. ¡Un gran día! A ver hoy qué hacemos…
En México dejamos la salida del jueves en la subida al templo de Coba, con las vistas espectaculares y la dificultad del descenso. Tras volver con las bicis al lugar de partida, una excursión más larga de lo que recordaba, nos fuimos rumbo a Tankah, un poblado maya de verdad, donde todavía viven en chozas idénticas a las del pasado.
El trayecto no fue demasiado largo, la mayor parte del autocar durmió, yo en cambio leí en mi Kindle. Cuando descendimos del autocar las nubes que encapotaban el cielo se deshicieron en gotas de agua sobre nosotros. Teníamos tanto calor que no nos importó.
A la llegada nos ofrecieron un ágape buenísimo de frutas tropicales. Nos situamos bajo la protección del techo de cañas y disfrutamos de ese tentempié tan apetitoso. Luego caminamos rumbo a las tirolinas que atraviesan un gran cenote.
Me coloqué el arnés con una mezcla de ilusión y miedo, era la primera vez que me subía a una cuerda para deslizarme por ella y no sabía qué experimentaría ahí arriba. Me lancé con un grito y descubrí que me gustaba. ¡Fue chulísimo!
Después remamos por el cenote con unos goterones enormes empapándonos la ropa. Escondí como pude la máquina de hacer fotos dentro de la camiseta y me empapé con la naturaleza espectacular del lugar. Al llegar al otro lado la lluvia cesó. ¡Increíble lo rápido que se secó la ropa!
Nos estiramos en las hamacas multicolores para esperar a los demás. Según nos explicó el guía los mayas duermen en hamacas, incluso lo hacen todo en ellas…
El sol lució perfecto cuando nos dirigimos a un cenote de agua transparente donde nos dimos un baño. El paraje era precioso, con la naturaleza viva alrededor, el fondo verdusco y cristalino, el agua a una temperatura ideal… Los niños se tiraron desde una roca altísima y nadaron durante una larga hora.
Al fin nos llevaron a un comedor al aire libre donde tomamos la mejor comida del viaje. Pollo al Pibil, lomo asado, frijoles, arroz, guacamole y tortitas. La manera en la que cocinaban aquellas mujeres era auténtica, la carne estaba sabrosísima, tanto que repetimos todos.
Después nos subimos al autocar para regresar al hotel y darnos un baño antes de decidirnos a reservar una excursión para el día siguiente, que en un principio nos habíamos dejado libre para pasarlo en el hotel. Tras pensárnoslo mucho, decidimos ir al parque Xplor en la modalidad de noche, nos decidió la diferencia de aforo: 2.000 personas de día y 400 de noche…
¡Mañana os lo cuento! ¡Feliz día! J
  


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