¡Aventura en Tankah!
¡Buenos días! Es por decir
algo… Hoy se despierta nublado y con la temperatura bajita para esta época del
año. De momento no me puedo quejar del maravilloso verano hasta la fecha, así
que un día de mal tiempo no me agriará mi estancia en las montañas.
Ayer fue una jornada
tranquila para disfrutar del sol, la tranquilidad, la escritura y mi familia.
Hice risotto de ceps para comer,
fuimos al cine por la tarde, caminamos un poco por Puigcerdà y gozamos de una
velada muy agradable. ¡Un gran día! A ver hoy qué hacemos…
En México dejamos la salida
del jueves en la subida al templo de Coba, con las vistas espectaculares y la
dificultad del descenso. Tras volver con las bicis al lugar de partida, una
excursión más larga de lo que recordaba, nos fuimos rumbo a Tankah, un poblado
maya de verdad, donde todavía viven en chozas idénticas a las del pasado.
El trayecto no fue
demasiado largo, la mayor parte del autocar durmió, yo en cambio leí en mi
Kindle. Cuando descendimos del autocar las nubes que encapotaban el cielo se
deshicieron en gotas de agua sobre nosotros. Teníamos tanto calor que no nos
importó.
A la llegada nos ofrecieron
un ágape buenísimo de frutas tropicales. Nos situamos bajo la protección del
techo de cañas y disfrutamos de ese tentempié tan apetitoso. Luego caminamos
rumbo a las tirolinas que atraviesan un gran cenote.
Me coloqué el arnés con una
mezcla de ilusión y miedo, era la primera vez que me subía a una cuerda para
deslizarme por ella y no sabía qué experimentaría ahí arriba. Me lancé con un
grito y descubrí que me gustaba. ¡Fue chulísimo!
Después remamos por el
cenote con unos goterones enormes empapándonos la ropa. Escondí como pude la
máquina de hacer fotos dentro de la camiseta y me empapé con la naturaleza
espectacular del lugar. Al llegar al otro lado la lluvia cesó. ¡Increíble lo
rápido que se secó la ropa!
Nos estiramos en las
hamacas multicolores para esperar a los demás. Según nos explicó el guía los
mayas duermen en hamacas, incluso lo hacen todo en ellas…
El sol lució perfecto
cuando nos dirigimos a un cenote de agua transparente donde nos dimos un baño.
El paraje era precioso, con la naturaleza viva alrededor, el fondo verdusco y
cristalino, el agua a una temperatura ideal… Los niños se tiraron desde una
roca altísima y nadaron durante una larga hora.
Al fin nos llevaron a un
comedor al aire libre donde tomamos la mejor comida del viaje. Pollo al Pibil,
lomo asado, frijoles, arroz, guacamole y tortitas. La manera en la que
cocinaban aquellas mujeres era auténtica, la carne estaba sabrosísima, tanto
que repetimos todos.
Después nos subimos al
autocar para regresar al hotel y darnos un baño antes de decidirnos a reservar
una excursión para el día siguiente, que en un principio nos habíamos dejado
libre para pasarlo en el hotel. Tras pensárnoslo mucho, decidimos ir al parque
Xplor en la modalidad de noche, nos decidió la diferencia de aforo: 2.000
personas de día y 400 de noche…
¡Mañana os lo cuento!
¡Feliz día! J
0 comentarios: