¡Un viaje inolvidable!
¡Hola! Hoy escribo de
tarde, ya de vuelta en España y con
ganas de reabrir el blog. Los catorce días sin posts me han servido para
relajarme, descansar, disfrutar de unas vacaciones inmejorables y vibrar con el
magnífico viaje a México en familia. ¡Sí! ¡Nos hemos ido a la Rivera Maya a
vivir muchas aventuras!
En los próximos días os
relataré con detalles cada experiencia, tal como hice el año pasado. Me apoyaré
con fotos, ¡tengo 789! Y cuando las miro me sabe a poco… Es difícil condensar
las emociones en imágenes, captar cada una de las sensaciones que ofrece viajar
a un lugar lejano lleno de cultura, momentos y sonrisas.
Me impactó el calor
sofocante de la selva, la extensa vegetación que cubre miles de hectáreas de
terreno, la amabilidad de las gentes de ahí y la temperatura del agua,
extremadamente cálida. En conjunto la experiencia de conocer ese rinconcito de
México es positiva, vuelvo con un montón de anécdotas y de impresiones
maravillosas, aunque también he de admitir que me agobió un poco la facilidad
con la que reclaman propinas por todo, incluso por llevarte en autobús a una
excursión que has pagado de antemano y que no es precisamente barata…
La gente es simpatiquísima,
los guías que nos acompañaban un encanto y la cultura Maya me ha parecido increíble.
Íbamos con la idea de hacer tres excursiones para disfrutar del todo incluido y
hemos acabado con cinco y un agujero en la Visa… Jajajajajaja, pero no
recorremos una distancia igual cada día y una vez allí vale la pena aprovechar
para visitar sitios increíbles.
Nuestro hotel era un cinco
estrellas superior de la cadena Riu, llamado Yucatán. En general estaba bien,
aunque no tenía ascensor y nos tocó una segunda planta… Quizás faltaba algo de
servicio en las hamacas, algún que otro camarero que te sirviera sin levantarte
(no había ni uno…). El acceso a Internet gratis una vez al día en el Hall no lo
tenían demasiado bien resuelto y la red fallaba en ocasiones. La comida buena y
abundante, aunque la mexicana no era excepcional, los batidos y zumos de los
bares eran exquisitos, el desayuno era de aquellos en los que seguirías
comiendo sin parar y las habitaciones estupendas.
Me ha sorprendido el tipo
de público que tenía el hotel. En general la gente que vino con nosotros en el
avión era joven, en grupo o en pareja. No había demasiadas familias con
adolescentes, solo un par con bebés o niños pequeños… Tampoco encontramos
demasiados chicos de la edad de los nuestros en las excursiones ni en la
piscina ni en los parques temáticos…
¡A las 12:30 del mediodía la
piscina se llenaba de jóvenes cantando borrachos! La melodía era algo así como:
«¡Viva España!». Había un bar dentro del agua donde los grupos se apropiaban de
las mesas y no se separaban de ellas hasta la tarde… Se tiraban de bomba, reían
a carcajadas, algunas copas acababan en su cabeza… ¿Falta que os explique más
para visualizarlo?
¡Feliz día! J
0 comentarios: