Xplor, una fantástica aventura
¡Buenos días! Ya queda
poquito para finiquitar estos maravillosos días de descanso donde la escritura
fluye con una facilidad pasmosa. Voy a repetir que me encantaría pasar largas
temporadas aislada en las montañas dedicada únicamente a mi pasión. Ya lo sé,
es algo de ciencia-ficción y el lunes toca regresar a la realidad de mi vida,
pero soñar no cuesta dinero.
LDE sigue con su hilo
argumental, crece día a día y descubre nuevos matices que en un momento pasaban
desapercibidos. ¡Me gusta la evolución de algunos personajes! Hace años que
deseaba escribir algo así y ahora toma forma en el papel.
Quizás algún día pueda
compartirlo con vosotros…
Ahora vamos a regresar a
las cálidas orillas del mar Caribe, cuando nos despertamos tras un día de
experiencias en la selva mexicana. Era un día perfecto para descansar, pero mi
cabeza no estaba demasiado por la labor, así que a las siete en punto me fui
con las toallas en busca de unas hamacas en la piscina mientras mi marido
dormía.
Desayuné sola en el enorme
buffet y luego me tumbé en la hamaca con el Kindle en mis manos, dispuesta a
pasar una mañana al sol. La mala suerte quiso que fuera a la sombra de unas
nubes y que después de comer el cielo se derrumbara sobre mí en forma de
inmensos goterones. ¡Qué se le va a hacer!
A las cinco en punto
estábamos subidos al autocar que nos llevaría a Xplor, para mí una de las
mejores experiencias del viaje. Es un parque temático que incluye unas
tirolinas enormes, las más baja está a cuarenta y dos metros del suelo, un
circuito con unos coches anfibio por la selva, un recorrido a nado por un
espectacular río subterráneo y remar con las manos en una canoa en otro río
interior.
El parque es espectacular,
está construido aprovechando la caverna natural que esconde los ríos, con un
millar de estalactitas y estalagmitas milenarias que le confieren un aire
especial. La iluminación de la gruta ayuda a crear la atmósfera propicia para
admirar el lugar e imaginarnos el pasado, cunado los hombres primitivos
caminaban por esos parajes con una antorcha.
Empezamos nuestras
actividades en los coches anfibio. La suerte de elegir la experiencia nocturna
es que hay un cuarto del aforo del día, así que no hicimos ni una cola.
Conducir ese Jeep entre baches,
recodos, puentes colgantes y grutas fue divertido, botábamos más…
Luego nos fuimos corriendo
a las tirolinas, todavía no se hacía de noche y queríamos aprovechar la luz.
¡Increíble! Cada vez que terminábamos de lanzarnos por una de las cuerdas,
atados en dos de ellas por seguridad, subíamos a una de mayor altura. ¡Llegamos
a lanzarnos desde cincuenta y cinco metros! Bajo nuestros pies veíamos los
árboles densos de la selva, e incluso pasamos sobre un recinto con jaguares. La
última tirolina terminaba dentro de un río, ¡nos mojamos enteros!
Cuando la oscuridad
iniciaba su andadura nos metimos en las cavernas. Primero remamos. Me tocó con
mi hija y un poco más y no llegamos a la meta, ¡no sabemos remar! Nos la
pegamos contra todas las paredes, dimos más vueltas que un ventilador y, al
final, conseguimos llegar a la meta con esfuerzo.
Solo nos quedaba nadar
durante cerca de tres cuartos de hora por el maravilloso río subterráneo. ¡Es
precioso! Al terminar cenamos en el restaurante del lugar y después repetimos
los anfibios de noche, con el camino iluminado con antorchas de fuego.
¡Espectacular! Y mi hijo agotó el tiempo que nos quedaba antes de subir al
autocar repitiendo las tirolinas de noche.
Llegamos a las doce al
hotel y nos metimos en la cama exhaustos y contentísimos. La única pega que le
encuentro a Xplor es el precio abusivo de las fotos que te hacen en las
actividades, ¡cobran cuarenta euros por treinta fotos! Y si comprábamos las de
los cuatro nos salía por ciento diez euros… ¡Como podéis imaginar no las
compramos!
¡Feliz día! J
0 comentarios: