Xcaret, una pequeña decepción
¡Buenos días! Llegamos a la
recta final de las vacaciones y del viaje a México. Entre hoy y mañana
terminaré el relato del fabuloso viaje de este año y regresaré a la rutina
diaria con una sonrisa. ¡Con mil cosas maravillosas que recordar!
Mi decálogo de intenciones
este año es claro: seguir como ahora, escribir por emoción y no esperar a que
suceda algo mejor. El promedio de producción este último año es increíble, cada
cuatro meses tengo una novela terminada y corregida. ¡Me encanta crear mundos
paralelos!
Volvamos a México… El día
de Xplor llegamos al autobús a las once y cuarto de la noche, envueltos en una
tormenta tropical con enormes goterones que nos empaparon más de la que ya
estábamos. Esa noche nos metimos en la cama enseguida para despertarnos a las
ocho el día siguiente.
De todas las excursiones
que pagamos, la del último día me pareció la peor. Fuimos al parque Xcaret, un
zoológico de enormes dimensiones cuya entrada, con espectáculo nocturno y
comida, asciende a ciento cuarenta y cinco euros por persona. Es un dineral que
únicamente incluye la visita al parque y el descenso por los ríos.
Me pareció un abuso que
todas las demás actividades, en las que interactúas con los animales y con la
naturaleza del lugar, sean de pago. Lo único que vale la pena de Xcaret es el
mariposario, el acuario, la comida y los ríos.
Al llegar hacía tantísimo
calor que decidimos iniciarnos con el descenso de uno de los ríos. Elegimos el
que hacía el recorrido por el poblado maya, una reproducción de cómo vivían en
la antigüedad. El cauce discurría la mayor parte del tiempo por la selva,
aunque en algunos momentos también atravesamos grutas.
Fue una experiencia muy
bonita, pasamos casi una hora nadando, hasta llegar al mar. Nos dieron unas
gafas, un tubo y unas aletas para que no nos cansáramos. Tienen muy bien
montado el sistema, puesto que dejas tus zapatos, la toalla y la ropa en una
bolsa antes de entrar al río y la recoges a la salida del agua.
Nos pasamos el resto del
día caminando de un lado para otro, sin pagar nada extra. Visitamos el acuario,
con expositores de la barrera de coral y de peces singulares, paseamos por el
enorme mariposario, ya os he dicho que vale la pena, surcamos el río con una
barca a dos por hora (uffffff, ¡qué calor, calor, calor!) y comimos en un
restaurante frente a los jaguares.
La comida era buenísima,
elegimos el restaurante internacional y nos encontramos con sushi, pasta,
pizzas, carne argentina, platos mexicanos, paella… ¡Estaba buenísimo!
Por la tarde mi marido y
mis hijos nadaron por otro de los ríos, el Manatí. Los ríos eran lo mejor del
parque… Yo perdí el bañador por la mañana y no pude ir con ellos. ¡Fue una
lástima!
Terminamos el día con una
actuación en un teatro enorme donde el calor era sofocante. Compramos unos
botellines de agua a precio de oro y contemplamos el espectáculo que a mí no me
entusiasmó para nada. La primera parte fue bonita, pero en la segunda, con
bailes regionales mexicanos, me costó un mundo no aburrirme.
Llegamos al hotel tarde,
casi a las diez de la noche. Los restaurantes estaban cerrados y de poco no
cenamos… Suerte que en el italiano del hotel nos dejaron coger un plato y
llenarlo de comida para llevárnoslo a la habitación.
En fin, un día bonito, pero
sin la substancia de los anteriores…
¡Feliz día! J
Hermosas vacaciones, Pat. Preciosos lugares.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Un beso, Pilar!
EliminarEn primer lugar Xcaret no es un zoológico, es un parque eco acuatiaco no por nada considerando internacionalmente como una maravilla, es enorme y no basta una visita para recorrerlo, y si te pareció caro es porque lo es, y cada centavo lo vale, Xcaret es un orgullo para los mexicanos y tiene una logística perfecta, obvio que no es para todos, hay que tener gusto por la cultura y el arte de este maravilloso país para disfrutarlo y si no se tiene, pues ya está, no es culpa del parque, pero por sobre todas las cosas Xcaret JAMAS será una decepción para nadie que guste de la historia, la naturaleza y el respeto a la cultura ancestral de un país maravilloso.
ResponderEliminarCada uno vivimos los viajes según nuestros gustos personales y escribimos en nuestros blogs lo que sentimos y opinamos porque de eso se trata, de contar nuestras vivencias. Evidentemente lo que a mí me disgusta puede emocionar a otra persona, en eso radica la diferencia de opiniones y la libertad para expresarlas. No creo que se trate de algo relacionado con la cultura ni que mi explicación sea ofensiva. Gracias por comentar.
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