Declaración de intenciones
¡Buenos
días! Es curioso, pero la vida sigue… Mi propósito para este año era no
agobiarme con cosas insignificantes, así que hoy voy a sonreír las horas de
trabajo. Las situaciones importantes te hacen valorar distinto lo que no lo es,
hay demasiados motivos para ver la parte positiva de lo que nos rodea.
Me
levanto con energía y ganas de avanzar hacia un estadio mejor. A veces no hace
falta cambiar nada de tu entorno, simplemente encontrarle la ilusión a cada
instante. No sé qué me depara el futuro ni si lograré algún día mis metas, lo
único que tengo claro es que quieta en un rincón no voy a subir ningún peldaño.
El
ejemplo que nos ha dejado mi cuñada de la lucha sin desfallecer, de esa manera
de estar y de dar hasta el último aliento, es el faro que debe iluminar nuestras
vidas a partir de ahora. No podemos permitir que los pequeños temporales
vuelquen la barca, hay que capearlos con facilidad.
Tengo
claro que no dejaré de escribir, tampoco renunciaré a soñar ni me pondré
nerviosa por lo que no tiene solución inmediata. Lo peor en esta vida es la
incertidumbre, el no saber, el no conocer, el permanecer en constante espera. Durante años ese ha sido mi estadio, con el alma en vilo y la sensación de que
mis respuestas llegarían enseguida.
De
todo se aprende. Ahora también tengo esa incertidumbre, aunque la vivo de otra
manera, sin que me afecte. Aceptar la realidad me ha costado años de
sufrimiento, ahora sonrío, levanto la cabeza y veo que estoy rodeada de amor e
ilusiones.
Hoy
me voy a trabajar con la firme intención de realizar mis tareas que me afecten
mis emociones descontroladas. Tengo tendencia a sentirlo demasiado, a tener
apego a cada porción de mi vida, a que la responsabilidad hable por mí. Pero
eso se terminó, quiero darle a las cosas la justa medida de dedicación, alejando
las malas vibraciones.
Estamos
a dieciséis de enero, tengo muchísimos días para conseguir mi propósito y sé
que no fallaré. Ahora quiero estar junto a los míos, apoyar a los que me
necesitan, ser fuerte y no abandonar el barco. Quizás algún día el timón me
llevará a buen puerto, pero mientras esté en alta mar pilotaré sin zozobras.
¡Feliz
día! J
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