Amistad
¡Buenos días! Ayer fue un día de reencuentros con personas a
las que adoro. Es curioso cómo la vida me ha llevado a conocer a gente
maravillosa con quien compartir instantes.
La amistad es un concepto extraño porque a veces te acerca a
alguien sin llegar a crear un vínculo real o solo es unidereccional.
De niña pensaba y sentía diferente a los demás. Las emociones
siempre me ahogaban y la imaginación desbordante me convertía en una chiquilla demasiado
fantasiosa para crear lazos fuertes con las personas de mi entorno.
Por suerte el tiempo solo consiguió traer madurez, miles de experiencias,
tanto positivas como negativas, objetividad y un sinfín de compañeros de viaje.
Me casé muy joven, solo tenía veintitrés años cuando caminé
hacia el altar de la mano de mi padre. Construí mi mundo alrededor de mi
familia y dos años después tuve a mi primer hijo. Fui madre con veinticinco,
cambié las salidas con amigos por un bebé precioso que consiguió llenar mi vida
de sonrisas. Dos años y ocho meses después vino Irene…
Durante un largo tiempo transité por una existencia feliz
donde no necesitaba demasiado. Mi familia, mis escritos, mis personajes, mis
ideas… Esos eran mis compañeros de
viaje.
Recuerdo el día que entré por primera vez en mi trabajo
actual, en esa oficina atípica que teníamos entonces. Había una joven andaluza
con el pelo rizado que me pareció simpatiquísima. A la media hora de empezar a
trabajar el dolor de cabeza me atenazaba y ella me ofreció un Ibuprofeno.
A partir de ese instante empezó una amistad que todavía ahora,
casi seis años después, sigue manteniendo la llama. Mabel fue la primera
persona externa a mi círculo familiar que se decidió a leerme y se convirtió en
mi amiga, una de verdad, con quien hablo muchísimo, a veces incluso más que con
mi marido. ¡Y eso que vive en Suiza!
Después apareció Senda. ¿Quién olvidaría nuestras bath parties? ¿O esa paranoia absurda de
que la oficina estaba llena de micros? Fue otro soplo de aire fresco, una
sonrisa diaria y alguien con quien ser yo misma. También hablamos cibernéticamente
porque ella vive en el reino Unido… ¡Pero ahora pasará un tiempo aquí y nos
vimos ayer! Fue precioso comer con ella y sentir que nos vimos hace dos horas
cuando en realidad han pasado meses desde la última vez.
También hay otras amigas que me han enseñado el valor de la
amistad, pero no me queda tiempo ni espacio en el folio, así que mañana más…
¡Feliz día! J
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