Ando un poco despistada
¡Buenos días! Ayer pasé una tarde genial con Shia y Helena
Pinen en un bar de l’Illa Diagonal. La compañía fue inmejorable, igual que la
conversación y las anécdotas que compartimos.
Es agradable pasar las horas apartada de mi ordenador, mis
mundos paralelos y tomar algo de distancia con la cantidad de historias que
tengo en la recámara.
Conocer a Helena fue un soplo de aire fresco, charlar con Shia
durante horas me encantó y descubrir cómo me apasiono cuando hablo de mis
novelas me asusta porque debería contenerme. Quizás por eso paso más horas
detrás de un ordenador que disparando palabras…
Hoy tengo una tarde liada, con un reencuentro esperado y
deseado, una comida con una amiga a la que se me hace extraño tener aquí,
aunque me hace feliz, y un día cargado hasta arriba de trabajo.
Hace frío, lo siento en la calefacción a todo volumen, en la piel,
en el silencio. Es diferente cuando el día es soleado, huele de una manera
especial, como si mi cuerpo anticipara la sensación gélida del exterior sin
salir a la calle.
Esta semana tengo planeado dejar atrás a Julia y a Zack para
dedicarme a otras parejas. Creo que las vueltas dadas a cada una de las
historias las mejora de manera positiva, que he conseguido el ritmo necesario
para darle una intensidad justa y preparar la segunda trilogía que pronto
terminaré.
Tengo mil ideas inconexas para después. Hay días en los que me
decido por retomar mis novelas guardadas en el ordenador, otros que tengo un
argumento chulo para iniciar otra aventura y otros que me gustaría dejar de
escribir un tiempo para centrarme en otras cosas.
Cuando me manden las galeradas de Un último día conmigo sabré si necesita mucha corrección de última
hora o la novela ya está lista para la imprenta.
Tengo muchas ganas de compartir las peripecias de Lúa con vosotros,
de descubrir si mi faceta de romántica adulta os gusta y de ver cómo mi
pequeñín sale a la venta. Es precioso tener estos proyectos esperando sobre la
mesa para llegar al público.
¡Feliz día! J
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