Rumbo a Malapascua
¡Buenos días! Hoy es el día D,
sale a la venta No puedo vivir sin ti
y en algún momento del día me voy a quedar si uñas… El final, dejar atrás a
Julia y Zack, empezar con nuevos proyectos y asistir a las valoraciones de qué
os parece el desenlace… Dejar ir las historias cuesta muchísimo…
Volvamos a Filipinas, a la salida
de Banatyan para descubrir nuestro nuevo destino: Malapascua, una isla de arena
blanca, aguas turquesas y una calma perfecta para dejar vagar la imaginación.
Nos despertamos con el canto de los
gallos, acompañados de los nervios, con emociones encontradas y un deseo
inmenso de encontrar la ilusión en el nuevo destino.
Habíamos contratado un bote
privado que después de desayunar nos llevó a Malapascua. Fue una travesía de
casi tres horas por un mar en calma. Me pasé más de la mitad del tiempo leyendo
y la otra admirando el paisaje cuando no estábamos rodeados de agua.
El ruido ensordecedor del motor
me dejó un poco aturdida cuando al final alcanzamos la costa de Malapascua. Mis
sentidos se llenaron con el maravilloso paisaje mientras caminaba por la arena
detrás de los porteadores de las maletas hasta el Evolution resort, un hotel
con unas habitaciones cómodas, frescas y agradables donde pasamos cuatro
noches.
Tras instalarnos nos decidimos a
ir a tomar un baño en las cristalinas aguas del Mar de Bisayas para quitarnos
el bochorno antes de pasear por la arena rumbo a conocer a nuestro instructor
de buceo.
Irene se encontraba mal, tenía la
barriga revuelta y necesitaba pasar un rato en la habitación. Me quedé con ella
mientras Àlex y Chiqui decidieron ir a Sea explorers Malapascua a acabar de
cerrar los detalles del curso contratado desde Barcelona por internet.
Cuando regresaron mi hija ya se
encontraba mejor. Era la hora de comer y resolvimos quedarnos en el restaurante
del hotel. Ella se tomó atún a la plancha mientras cada uno de nosotros elegía
un plato. No estuvo mal, pero era carito. La verdad es que Malapascua en general
es más cara que Bantayan.
A primera hora de la tarde vimos
cómo unas nubes amenazantes ocupaban el cielo azul, oscureciéndolo. Decidimos
ir andando al centro de buceo para que Irene y yo descubriéramos el paseo y
conociéramos a Joan, nuestro futuro instructor.
El centro está muy bien montado,
con unos cómodos sofás frente al mar, una barra donde sirven bebidas, un
restaurante arriba, y adosado a un complejo hotelero con piscina. Georgina, la
pareja de Joan, quien se ocupa de la parte administrativa de los cursos, nos
recibió con amabilidad.
Pasamos un rato rellenando los
papeles para empezar el Open wáter Padi course al día siguiente y escuchando
las indicaciones de Joan.
Cuando empezó a llover nos
refugiamos bajo el tejado del centro a la espera de que cesase la tormenta para
regresar al hotel a ducharnos.
¡Feliz día! J
¿Dónde se puede comprar el libro?
ResponderEliminarBuenos días. Te dejo el enlace: relinks.me/B075KQVHRB Besossssssss
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