Último día en Malboal
¡Buenos días! Hace poco en mi
trabajo me propusieron vender libros a través de su tienda virtual para dedicar
una parte de los beneficios a la investigación médica y a difundir su conocimiento.
Supongo que muchos de vosotros
sabéis que una de las entidades que gestiono es una fundación que dedica parte
de sus recursos a promover actividades relacionadas con la práctica clínica de excelencia
en el campo de la medicina materno fetal y que siempre busca formas
interesantes de expandir los conocimientos en ese terreno e incluso de llegar a
la sociedad con la web para mujeres embarazadas llamada Inatal.
A partir de ahora podéis comprar
algunos de mis libros en papel a través de ese portal y un 20% de los
beneficios irán destinados a la fundación. Os dejo el enlace a la tienda por si
queréis colaborar. Si ponéis en los comentarios que lo queréis firmado lo haré
con muchísima ilusión. (Enlace).
Ayer nos quedamos en mi obtención
del Open wáter PADI en Malboal…
Tras la inmersión de la tarde nos
dejaron en el hotel para tomar una larga y merecida ducha, descansar un poquito
en la preciosa piscina, leyendo un poquito, y regresar al centro de buceo con
nuestros libros.
Ese día descubrimos que en
Malapascua no nos dieron la documentación necesaria para probar nuestro título,
ya que no registraron las inmersiones en nuestros libros ni las sellaron ni les
dieron a mi hijo y a mi marido el certificado de la Deep adventure. Y
necesitábamos solucionar ese pequeño problemilla…
Gracias a la colaboración de
Óscar Picó, el instructor del Savedra Dive Center de Malboal, certificamos
algunas inmersiones, preparamos el libro y nos dimos cuenta de lo que faltaba.
Y después decidimos regresar al LantawRestaurant para despedirnos de Malboal. Óscar nos chivó algunos platos para
pedir y nos relamimos los labios comiendo exquisiteces. ¡Estaba increíble!
Esa noche dormimos planos. Entre
el barranquismo y el buceo estábamos muertos, con agujetas y cansadísimos.
La mañana nos sobrevino
acompañados de los primeros rayos de sol. Como cada día me escabullí al bar a
las cinco y media armada con mi ordenador para avanzar en la novela que tenía
entre manos. Después desperté a mi familia y desayunamos todos juntos.
Las maletas estaban listas, se
acababa una nueva etapa del viaje y aunque estábamos felices, nos quedaba un
poso de tristeza al abandonar un lugar tan paradisíaco. Y es que Malboal tiene
una mezcla de serenidad y naturaleza, su sonido plácido, el calor templado…
Nos tocaba ir de camino a
Siquijor, nuestra última isla del periplo. ¡Mañana os lo cuento!
¡Feliz día! J
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