¡Cum Laude! ¡Bravo Carla!
¡Buenos días! Sol,
tranquilidad, emoción y mucha energía. Así se presenta mi domingo… Mi marido y
mi hijo duermen, la niña está en casa de mi madre, ayer celebraron una “noche
de chicas,” y mi cabeza he decidido levantarme temprano, como de costumbre.
Ayer fue un día épico, mis
cien visitas diarias al blog se convirtieron en doscientas diecisiete, ¡todo un
logro! Desde que abandoné las entrevistas semanales no había conseguido algo
tan maravilloso, así que gracias lectores.
Lo extraordinario del caso
es que al mirar las estadísticas he descubierto que un tanto por ciento elevado
de mis visitantes de ayer lo hizo buscando el nombre de mi hermana en la Web.
¡Increíble!
Carla se merece que la vida
le sonría, es una mujer fuerte, luchadora, emprendedora y con muchísimas cosas
que ofrecer a la ciencia. Es curioso que ayer la buscaran… Fue el día que nos
anunció su nota de doctorado, la mejor y más maravillosa que se puede obtener:
¡Cum Laude! Para alcanzar esta
puntuación, es una expresión latina que se traduce como: con alabanzas,
laureado, se necesita unanimidad del tribunal. No es fácil obtener esta
cualificación y es un reconocimiento increíble para un doctorado, es la máxima
que ofrece el sistema educativo español.
Es un orgullo enorme saber
que Carla ha conquistado tal grado de reconocimiento a sus cuatro años de
trabajo continuado en un grupo de investigación, a sus estudios constantes, a
su manera de desempeñar los experimentos y de demostrar cómo un neuroblastoma
se reduce (a ver, ya sabéis que la exposición de la tesis me sonó a chino, así
que tampoco estoy segura de que esta sea la conclusión…)
Os he contado en alguna
ocasión mi inclinación a pensar que cuando te encuentras un céntimo en el suelo
es símbolo de buena suerte (antes era una peseta). No sé si existe realmente
esta superstición o es algo de cosecha propia, solo os puedo decir que me viene
de cuando era niña.
Últimamente no paro de
encontrarme céntimos en el suelo, es increíble, los encuentro por la calle, en
el coche, en casa, en el despacho… Al recogerlo del suelo y guardarlo (si no lo
coges no consigues la buena suerte), sonrío. No sé si es una superstición
absurda o real, la realidad es que me hace feliz encontrarme un céntimo.
Quiero que ese cúmulo de
buena suerte se pegue a mi hermana, que consiga un brillante futuro, tanto
laboral como personal, y que la vida la trate bien. ¿Le enviamos un fuerte
abrazo de felicitación?
En cuanto a mí… Este fin de
semana he retomado la corrección de LMR. El otro día María Martínez comentaba
que a veces lees una de tus novelas y te decepciona, mientras que si encaras la
lectura otro día piensas: «¡madre mía! ¿Esto lo he escrito yo?» Pues bien, eso
exactamente es lo que me ocurre con LMR. En la primera corrección cerré el
ordenador con un regusto amargo. Hasta ahora las tramas me gustaban, aunque
luego hubiera fallos de redacción, pero en la primera lectura correctiva de LMR
dudé muchísimo de la historia.
Ahora estoy con la segunda
vuelta… ¡Y de momento me engancha! Parece mentira que una misma narración pueda
despertar sentimientos tan contradictorios. ¡Habrá que leerla una tercera vez
para el desempate!
¡Feliz domingo! J
Un fuerte abrazo y mi enhorabuena de nuevo por esa calificación. ¡ALUCINANTE!
ResponderEliminarYo también recojo todos los céntimos (y cualquier otra moneda, por supuesto) que veo en el suelo, soy incapaz de dejarlos. No sé si es superstición o no, pero no creo que el suelo sea su lugar :-)
Así que llevo la mochila siempre con unos cuantos céntimos pululando por ella.
Un MUY FELIZ domingo lleno de tan buenas noticias.
¡Mil gracias Pilar! Espero que tu domingo sea genial. ¡Un beso! :-)
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