Poner punto y final a los desvelos

7:07 Pat Casalà 2 Comments

     ¡Buenos días! Sol, calor, olor de verano, sensación de sosiego, tranquilidad… ¡Qué bonito luce el día desde mi ventana! Esta época del año es la mejor, la que disfrutas más del aire libre, de los paseos al final de la tarde, de las terrazas.
      El otro día titulé un post con unas palabras que describen demasiado bien mis sentimientos: todo lo que empieza tiene un final. ¡Real como la vida misma! Durante años viví con la sensación de que si no lograba triunfar con mis novelas no era nada, como si lo único importante en mi vida fuera conseguirlo.
      Recuerdo los consejos de personas cercanas, aquellas frases de aliento que intentaban convencerme de que debía mirar la realidad desde otra perspectiva. Pero yo vivía inmersa en una espiral de obsesión, sin ver más allá de los anhelos que capitaneaban mi ilusión.
       Dejé de dormir, de reír, de disfrutar de otras actividades, de ser feliz. Me interné en un círculo vicioso en el que la luz era tenue y apenas iluminaba mis días. Las palabras de mis allegados eran las correctas: escribe por ilusión y no para tener lectores.
       Ahora siento la pasión de las historias empujarme hacia las teclas en algunos momentos. Es algo mágico, maravilloso, ecléctico. Cuando tejo las tramas sonrío, vibro, lloro, salto, bailo, corro, caigo… Es como si apareciera en otra dimensión donde cualquier deseo es alcanzable.
      La culpabilidad que me invadía cuando no encontraba las palabras o no me sentaba a escribir con la frecuencia deseada se ha convertido en aguas de borraja. En realidad el hecho de que nadie espere las novelas es una manera de vivirlas a tu ritmo, sin permitirles a los personajes que dirijan tu presente.
      La luz es clara, la felicidad perdida ha regresado a mí como un foco brillante que me deslumbra. Ya no necesito publicar ni esperar a que llegue algo increíble ni irme a Hollywood a filmar una de mis novelas. Solo quiero caminar por el sendero correcto, sentir las cosquillas de la brisa acariciándome las mejillas, avanzar en las historias en los momentos precisos y saborear cada instante con la pasión que se merece.
      Así que se acabó el luchar por un imposible, el desear lo que no me corresponde, el pensar que llegará el momento de vivir de las letras. Se terminaron las largas esperas frente al teléfono y el mail, con aquella sensación de angustia constante que te ofrece la incertidumbre.
       Hoy digo adiós a las expectativas creadas sobre una base frágil, a la creencia de que trabajando duro se consiguen tus deseos, a la sensación de que solo si firmo un contrato de edición seré feliz. ¡Ya tengo un contrato de edición con javisa23 para 2015! ¡Y soy feliz con eso y con mi vida!
      ¿Qué más se puede pedir?
       ¡Feliz día! J

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