Punto y final... ¡LMR ya está terminada!
¡Buenos
días! He pasado un fin de semana maravilloso en la montaña con mi marido. Sin
vecinos, sin niños, sin gente… ¡Simplemente genial! Aunque el sábado el tiempo
no nos acompañó demasiado.
El
viernes fue un día intenso, lleno de emociones y de logros de mi querida
hermana. Fuimos a escucharla exponer su tesis y desde el minuto cero me sentí
incapaz de entender una sola palabra de las que salían por su boca… ¡Me sonaba
a Suajili! Pero el tribunal pareció satisfecho con ese derroche de palabras
ininteligibles y la consideró apta para convertirse en la doctora Carla Casalà.
Pronto sabremos la cualificación.
Durante
el fin de semana se ha activado mi inspiración de una manera extraña… Llevaba
días anunciando que LMR estaba en sus últimos capítulos, pero nunca llegaba al
final, no le encontraba el tono adecuado. Para mí el coste-oportunidad de las
horas dedicadas a escribir es importantísimo. El día que no soy capaz de
teclear algo coherente ni de aprovechar hasta el último segundo que tengo para
avanzar en la novela es mejor dedicarme a otra cosa.
No
sé si fue la soledad de la montaña o la lluvia o simplemente que era el momento,
la única realidad es que el sábado por la mañana empecé a escribir a una
velocidad de vértigo, con las palabras enredadas en un sinfín de emociones. Las
frases llenaron el folio con una facilidad pasmosa mientras sentía el peso de
ese final tan intenso.
Cuando
abandoné mi casa para dar una vuelta con mi marido mi cabeza continuaba anclada
en la trama, había encontrado el tono perfecto para recrear el final. A las
cuatro en punto tenía hora en la peluquería y me llevé el ordenador, la
inspiración me abocaba a escribir sin descanso y la idea de abandonar mi nuevo
Mac me parecía imposible.
Así
que ya os lo podéis imaginar, llegué a la peluquería, acompañada por la tromba
de agua que se empeñaba en anegar el exterior, me senté en la silla, le
contesté con monosílabos a la peluquera y abrí la tapa del ordenador… ¡Me pasé
tres horas enteras tecleando sin darme cuenta de las esperas ni de lo que
pasaba a mi alrededor! Debieron pensar que era una adicta al trabajo…
Llegué
a casa en la recta final de la novela, me costó un mundo recorrer la distancia
en el coche, sin tener a mano un teclado para finalizar. Y cuando me senté en
mi sillón, frente a la chimenea apagada, puse el punto y final a la historia principal.
Ayer por la mañana terminé la novela, ahora está lista para la primera lectura
correctiva. El resumen de la novela es: dos meses y tres semanas, 83.364
palabras, 58 capítulos y 150 folios…
Poner
el punto y final a una novela me llena de sentimientos encontrados. La esencia
de la historia me acompaña más allá de ese punto y me da pena abandonar a los
personajes, pero la satisfacción de rubricar ese FIN me llena el corazón de
ilusión…
¡Feliz
día! J
Genialllllllllllll, cuando llega ese tipo de inspiración es una sensación única, donde todo lo demás pierde importancia y solo importa la historia, los personajes...
ResponderEliminarMe alegro un montónnnnnnnnnnn, ánimo con esa corrección, que eso es más duro. Lo más bonito de todo esto, ya está hecho. Pero la corrección es necesaria.
Muchos besazos.
¡Un gran besazo para ti! :-)
Eliminar:-) :-) :-)
ResponderEliminarFELIZ día, FELIZ semana.
¡Feliz lunes! :-)
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