Todo lo que empieza tiene un final
¡Buenos
días! El sol ha decidido venir a visitarnos esta radiante mañana de julio.
Parece mentira que los días avancen tan rápido en el calendario y que las
vacaciones asomen por el final de mes…
No
hace un calor espantoso ni parece que este verano las temperaturas sean muy
altas. De momento continúa el fresco por la noche y todavía me pongo una chaqueta
de entretiempo para ir a trabajar por las mañanas.
Estoy
sin niños… ¡Dos largas y preciosas semanas de descanso! Aunque he de reconocer
que esta mañana se me hace extraño estar en casa sin ellos. Las habitaciones
vacías me dan un o sé qué… ¡Me imagino a Àlex en Malta y sonrío! A ver si se
aclara con el idioma.
Tengo
una apatía extraña con las novelas, hay días en los que escribo sin parar y
otros en los que no tengo ganas. Muchas veces me digo que las cosas tienen un
principio y un final, que cualquier actividad que emprendas llega a puerto
algún día.
Hace
años pensaba que nunca dejaría de escribir, ahora ya no lo tengo tan claro. Sé
que lo que no abandonaré es mi tendencia a crear mundos paralelos en el papel
ni a dar una pincelada escrita cada mañana en el blog ni a continuar a ratos con mi afición. Pero sí he cerrado un
capítulo de ansiedades y angustias, uno que no me reportaba la tranquilidad que
ahora siento.
Soy
mujer de blanco o negro, quizás por eso me he pasado años enteros esperando,
deseando, anhelando. Ahora empiezo a ver el gris, y no es tan malo… Escribir
para mí misma, a trompicones o seguido, sin esperas angustiosas, sin metas, sin
presiones absurdas, es lo mejor que me ha pasado. Escribo cuando me apetece y sin la necesidad imperiosa de que otros me lean.
No
he vuelto a repasar LME, no he tocado LMR desde el domingo y no tengo intención
de lanzarme de cabeza a esas tareas. Lo haré cuando aparezca la inspiración.
Total, se trata de pasarlo bien, no de vivir con la esperanza absurda de que
algo maravilloso está a la vuelta de la esquina. ¡Lo maravilloso es vivir y
disfrutar de lo que se tiene!
Ya
os dije que estaba madurando a los cuarenta… Jajajajaja, es algo insólito, a
medida que avanzan los días me percato de lo importante que es ser feliz con lo
que se tiene. Y la verdad es que la escritura es un granito de arena en mi
vida, así que quizás sea el final de una etapa.
Solo
el tiempo puede decidir qué pasará a continuación…
¡Feliz
día! J
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