Días de descanso
¡Buenos días! Llega el
último día de este fin de semana largo y tranquilo en el que he aprovechado
cada segundo para cenar con amigos, comprar los regalos de Navidad, pasear por
mi ciudad y aporrear el teclado con el inicio de EDP. Es una manera fabulosa de
pasar las horas y de sentir que la vida tiene muchísimo que ofrecerme.
Mientras mi casa duerme
miro por la ventana para descubrir el sol escondido entre algunas nubes
blanquecinas. Las hojas de la enredadera están quietas y apenas se escucha el
rumor de algún coche solitario que transita por la calzada.
Me encantan estos momentos
de soledad, son como uno remanso de paz en medio de una ajetreada vida. Ahora
echo de menos aquella libertad de movimientos que tenía cuando solo me dedicaba
a escribir para llenar las horas del día, aquel verano lejano en el que hilvané
una trama compleja e intrigante.
Hacía tiempo que el peso de
las historias no me ahogaba con su necesidad imperiosa de plasmarse en un papel.
Constantemente me evado a mi mundo para ver esa escena que se empeña en
proyectarse en mi mente, como si mi cerebro funcionara como un vídeo que
reproduce los momentos álgidos de la narración.
Inspiro una bocanada de
aire por la nariz y la suelto lentamente por la boca para llenarme los pulmones
con el sosiego de esta hora matutina. Con la Serie Estrada no me he sentido atrapada en las tramas, la escritura
ha fluido sin problemas, sin que su yugo me acompañara durante el día,
sencillamente me sentaba y escribía.
Ahora tengo demasiadas
ideas en la cabeza. Quiero cambiar algunas cosas que siempre permanecen en mis
escritos y no sé si voy a lograrlo, pero constantemente le doy vueltas a cómo
encarar ese reto.
Aprender a vivir el día a
día, a encontrar las pequeñas instantáneas que disparan la sonrisa en tu cara,
a no desperdiciar el tiempo en anhelos inalcanzables ha supuesto un paso
adelante para mí, uno que me acerca a la felicidad.
No estoy desanimada, no me
siento frustrada, no tengo esa necesidad imperiosa de que me llegue un email o una llamada que me anuncie algo
grande. Vivo el presente, novelo mis mundos paralelos con emoción y deseo,
pinto de colores cada instante y extraigo el jugo a los momentos perfectos.
Ayer os hablaba del cambio
de agencia, de mi emoción desbordada y de que tras unos días de agitación
interna he regresado al punto de salida. Pero no estoy angustiada ni triste ni
ansiosa, sencillamente camino hacia donde quiera que me conduzca el destino sin
preocuparme demasiado de cuál es esa dirección.
No os engañaré diciendo que
no me gustaría conseguirlo, trabajar únicamente en la escritura, pero ahora lo
veo como algo platónico, lejano, demasiado apartado de mi realidad como para
plantearme conseguirlo. Antes pensaba que si alguna vez llegaba a este punto
dejaría de escribir. El tiempo me ha demostrado que esa necesidad de vaciar mi
alma en el papel sigue inalterable a pesar de que he aceptado la realidad.
Y quién sabe, quizás cuando
sea mayor alcance mi objetivo, o quizás nunca llegue, pero habré disfrutado tanto
con mis historias que seré feliz con el intento… ¡Ahora me voy a bailar!
¡Feliz día! J
FELIZ domingo :-)
ResponderEliminarPuedes llegar a "trabajar" únicamente en la escritura... otra cosa es que quieras vivir de ello, que sea remunerado ;-)
¿Dejar de escribir porque no puedas vivir de la escritura? Ja... eso no te lo crees "ni jarta de vino". Cuando algo te gusta lo haces y punto.
Es como si yo dijera que voy a dejar los ordenadores y las redes porque no puedo vivir de ello.
Disfruta con lo que te gusta y CARPE DIEM.
Pues eso, ¡a disfrutar de la escritura! :-)
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