Días de descanso

9:09 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Llega el último día de este fin de semana largo y tranquilo en el que he aprovechado cada segundo para cenar con amigos, comprar los regalos de Navidad, pasear por mi ciudad y aporrear el teclado con el inicio de EDP. Es una manera fabulosa de pasar las horas y de sentir que la vida tiene muchísimo que ofrecerme.
Mientras mi casa duerme miro por la ventana para descubrir el sol escondido entre algunas nubes blanquecinas. Las hojas de la enredadera están quietas y apenas se escucha el rumor de algún coche solitario que transita por la calzada.
Me encantan estos momentos de soledad, son como uno remanso de paz en medio de una ajetreada vida. Ahora echo de menos aquella libertad de movimientos que tenía cuando solo me dedicaba a escribir para llenar las horas del día, aquel verano lejano en el que hilvané una trama compleja e intrigante.
Hacía tiempo que el peso de las historias no me ahogaba con su necesidad imperiosa de plasmarse en un papel. Constantemente me evado a mi mundo para ver esa escena que se empeña en proyectarse en mi mente, como si mi cerebro funcionara como un vídeo que reproduce los momentos álgidos de la narración.
Inspiro una bocanada de aire por la nariz y la suelto lentamente por la boca para llenarme los pulmones con el sosiego de esta hora matutina. Con la Serie Estrada no me he sentido atrapada en las tramas, la escritura ha fluido sin problemas, sin que su yugo me acompañara durante el día, sencillamente me sentaba y escribía.
Ahora tengo demasiadas ideas en la cabeza. Quiero cambiar algunas cosas que siempre permanecen en mis escritos y no sé si voy a lograrlo, pero constantemente le doy vueltas a cómo encarar ese reto.
Aprender a vivir el día a día, a encontrar las pequeñas instantáneas que disparan la sonrisa en tu cara, a no desperdiciar el tiempo en anhelos inalcanzables ha supuesto un paso adelante para mí, uno que me acerca a la felicidad.
No estoy desanimada, no me siento frustrada, no tengo esa necesidad imperiosa de que me llegue un email o una llamada que me anuncie algo grande. Vivo el presente, novelo mis mundos paralelos con emoción y deseo, pinto de colores cada instante y extraigo el jugo a los momentos perfectos.
Ayer os hablaba del cambio de agencia, de mi emoción desbordada y de que tras unos días de agitación interna he regresado al punto de salida. Pero no estoy angustiada ni triste ni ansiosa, sencillamente camino hacia donde quiera que me conduzca el destino sin preocuparme demasiado de cuál es esa dirección.
No os engañaré diciendo que no me gustaría conseguirlo, trabajar únicamente en la escritura, pero ahora lo veo como algo platónico, lejano, demasiado apartado de mi realidad como para plantearme conseguirlo. Antes pensaba que si alguna vez llegaba a este punto dejaría de escribir. El tiempo me ha demostrado que esa necesidad de vaciar mi alma en el papel sigue inalterable a pesar de que he aceptado la realidad.
Y quién sabe, quizás cuando sea mayor alcance mi objetivo, o quizás nunca llegue, pero habré disfrutado tanto con mis historias que seré feliz con el intento… ¡Ahora me voy a bailar!

¡Feliz día! J

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