Un reto
¡Buenos días! Hoy escribo
tarde… Me he pasado la mañana con mi marido y mis cuñados ayudándoles en su
trabajo, y me lo he pasado muy bien. Es maravilloso ver las colecciones antes
de que salgan a la venta y poder darle color y vida a las combinaciones.
El día es precioso y
soleado, hace frío y hay un poco de aire que arrastra las hojas de mi terraza.
Estoy metida de lleno en la creación de un personaje distinto a los que he
hecho hasta ahora y me cuesta, es gratificante ponerme un reto, saber que puedo
experimentar con ideas nuevas, que quizás logre darle un giro distinto a esta
historia.
Escribir tres novelas
seguidas en diez meses no me ha costado, era como si las historias quisieran
vibrar entre mis dedos con facilidad. Al terminar y empezar la cuarta de la
serie me di cuenta de que necesitaba cambiar de tercio, aunque tengo claro esa
historia y algún día la escribiré. Si la Serie
Estrada consigue ver la luz proseguiré con esas tramas policíacas que tanto
me gustan.
En este momento tengo la
sensación de que eran unas novelas fáciles de escribir, que no han supuesto un
desgaste psicológico tan grande como el que pensaba y que realmente el esfuerzo ha sido mínimo. Ya
os dije que no escribía demasiado, solo un poquito al día, sin darles vueltas a
las historias constantemente ni buscar ideas complicadas para el puzle que
conforma los argumentos.
Ahora vuelvo a sentir aquel
ahogo cada vez que pienso en EDP, cuando me imagino a Noah, con todos sus
puntos fuertes y sus debilidades. O cuando pienso en Jesie y su personalidad
escondida, una que no conoce ni ella misma. Y luego le doy vueltas a ese
misterio que salpicará la trama para enredarla…
No puedo controlar a mi
cabeza, es como si funcionara a tres mil por hora y pusiera el piloto
automático en el resto de cosas de mi día a día. Lanza ideas, momentos,
sentimientos y escenas que necesito escribir, pero con mi ritmo de vida actual muchas
veces se quedan en deseos inalcanzables que me ahogan.
Por las noches vuelvo a
soñar y recuerdo aquel verano en el que escribí La Baraja, sin más obligaciones que darle vida a las peripecias de
Pam y de Hugo en el papel. La historia me acompañaba en cualquier momento y absorbía
mis horas con intensidad.
No me queda más remedio que
encontrar el equilibrio, que ponderar las variables y encuadrar mis escasas
horas libres en el marco de la escritura mientras permito que Jesie y Noah se
apoderen de mi cerebro. ¿Conseguiré escribir lo que tengo en mente? ¿Seré capaz
de cumplir con las expectativas que yo misma me he creado?
Espero que sí, que la misma
fuerza que desprenden las escenas que recreo en mi mente quede relejada en las
palabras, en la narración, en los laberintos intrincados de las tramas… Pero si
no lo consigo seré feliz de haberlo intentado. Lo mejor de escribir es saber
que solo tú tienes la llave para dirigir la batuta de los personajes…
¡Feliz día! J
Cuidado , empiezo a percibir indicios de que esa idea de absoluto control del que tanto te ufanas se tambalea ante el emergente e irrefutable poder que cada uno de tus personajes van cobrando sobre ti . se han instalado en tu cerebro, al que van envolviendo como una enredadera, hasta obligarlo a deshacerse de ellos mediante la narración de sus historias .
ResponderEliminarA veces los personajes se meten tan dentro de ti que te cuesta despedirlos… ¡Feliz día! :-)
EliminarSerás capaz, seguro que sí :-)
ResponderEliminarFELIZ día, FELIZ fin de semana.
A ver si es cierto… ¡Feliz día! :-)
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