¡Adoro a mi subconsciente!
¡Buenos días! Parece mentira lo rápido que me pasa
la semana. ¡Ya estamos a jueves y yo con estos pelos!!! Tengo un montón de
pendientes. De esta tarde no pasa, debo poner en orden mis asuntos y darle un
achuchón a las historias o acabaré con un ataque de ansiedad.
Ayer mi inspiración era nula, no había manera de avanzar
durante las horas que dedico a escribir. Le di vueltas una y otra vez a la
escena de una de las novelas, dando algún que otro mini empujón y con las ideas
secas de palabras. Acabé levantándome para salir a la calle y despejarme un
poco.
Después me fui a la clase de Zumba de los
miércoles y conseguí salir con una sonrisa de oreja a oreja. ¡Qué bien sienta
bailar!
Hace veinte minutos me he levantado con una dulce
exhalación. ¡Adoro a mi subconsciente! Mientras dormía ha repasado la escena de
ayer para descubrir cuál era el fallo y ayudarme a reescribirla esta tarde.
Esos brainstorming de mi mente
durante las horas de sueño son realmente una lluvia de ideas para proporcionar
intensidad a las historias.
Quizás mi insomnio crónico desde que era un bebé
es culpa de esa capacidad de mi mente de analizar las historias por la noche
para darles profundidad. De niña tenía un sinfín de tramas en la cabeza y como
no era capaz de escribirlas a veces me ahogaban. Antes de dormir recreaba
algunas escenas y cuando me despertaba me quedaba media hora en la cama
moldeándolas, dándoles consistencia y viviéndolas.
Es precioso vivir acompañada de las ideas locas,
de mil personajes, de cada una de las tramas. Cuando me preguntan sobre novelas
que escribí hace muchos años mi mente funciona como el disco duro de un
ordenador para rescatarla de la memoria y contestar con certeza. Conviven
conmigo, son una extensión de mi cabeza, una parte importante de mi vida.
No sé si mi género literario va a ser para siempre
el de ahora, la romántica, ni si algún día mis novelas van a venderse como
churros, ni siquiera sé qué pasará con la trilogía de ahora. Lo maravilloso es
que me importa poco porque yo necesito sacar a la superficie mis historias,
compartirlas con el papel, con mis beta, con las personas que tengo cerca. Darles
una salida al exterior es la única manera para que no me ahoguen y me dejen
respirar.
Le debo mis sonrisas a mi capacidad creativa, a la
manera en la que mi mente teje las historias, a la maravillosa sincronía de mi
subconsciente con las tramas y a la existencia de mis beta, quienes me machacan
cuando toca para hacerme recapacitar sobre una novela en concreto y darle la
vuelta hasta que queda perfecta.
¡Feliz día! J
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