De reseñas y amistades
¡Buenos días! Este fin de semana se ha llenado de
descanso, lecturas y algo de escritura, aunque no lo suficiente para avanzar.
Hay veces que mi cabeza necesita detenerse para llenarse de estímulos y
momentos que luego se conviertan en ideas para crear tramas creíbles.
Al pasar los meses y los años me percato de un
sinfín de realidades importantes que me ayudan a encontrar la sonrisa diaria.
La amistad es un término amplio, implica un sinfín de emociones y de confianza
ciega, una direccionalidad y una necesidad de aceptar a la otra persona con sus
virtudes y defectos.
Es precioso cuando la vida te trae personas a tu vida
capaces de ver más allá de tu coraza para descubrir un corazón que late con
ilusión.
Me gusta ver cómo mis hijos salen a pasarlo bien
con su grupo de amistades, cómo construyen un grupo y se relacionan con él. Es
la mejor manera de vivir la adolescencia, acompañados de personas con las que
poder ser uno mismo y explorar cada una de las experiencias necesarias para
madurar.
El viernes el tutor de mi hijo mayor me llamó para
explicarme que había aprobado segundo de bachillerato y me puse muy contenta,
es una gran noticia. Sonrío y me emociono porque es importante.
Ha salido una nueva reseña de Rumbo a ninguna parte (enlace). Libezzy ha disfrutado de la lectura en general
y no lo ha puntuado mal. Ha sabido ver mi propósito de darle un fondo tierno a
Bruno, a pesar de su coraza de chico duro. Esa era mi intención, no quería un
malote sin corazón, me apetecía crear a un protagonista con alma.
En cuanto a Aurora… Mi gran preocupación mientras
escribía era que el lector pudiera empatizar con ella y entenderla, ya que su
trauma es importante y su manera de actuar un poco paranoica, aunque en el
fondo tenga pensamientos coherentes. Para Libezzy ha quedado bien explicado. Al
final lo que subyace de su comportamiento es que Bruno le aporta esperanza y
con él se atreve a soñar en imposibles.
Y la idea de alternar capítulos en primera persona
con otros en tercera, es marca personal de la casa. Me gusta escribir así, con
las dos visiones y metiéndome en la piel de la protagonista. Desde mi punto de
vista esta narración le da más profundidad a los pensamientos de la chica.
La ambientación idílica de la novela sirve para
unir a dos personas muy diferentes, con una vida alejada y que quizás en cualquier
otro lugar no hubieran convergido.
Emma, la hermana de Bruno, es un personaje que a
mí también me gusta muchísimo porque su frescura y animosidad le da un toque genial
a la trama. No necesita terapia, pero sus padres la envían allí para conseguir
un propósito, aunque no sea demasiado lícito...
¡Feliz día! J
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