Amistad en mayúscula

7:07 Pat Casalà 0 Comments

¡Buenos días! Parece que el tiempo se ha vuelto loco, tan pronto regresa el frío como llueve o sale el sol. Por suerte en mi corazón brilla la felicidad. A veces siento las embestidas de un deseo inalcanzable y rápidamente  cambio esa actitud, porque si consigo ver la parte positiva de las cosas sonrío sin parar.
Mi conversación de ayer por la tarde con mi amiga Mabel me hizo reflexionar. Al principio de crear mis tableros en Printerest y los posters de Fan Art de cada novela lo hacía con las caras de los protagonistas. Para mí es importante asociar a cada uno de los personajes a un rostro. Pero la grandeza de las novelas es que cada uno puede imaginárselo como le apetezca.


Por eso últimamente no busco a alguien en concreto, solo escenas que me ayuden a darle color a la novela. Estaría bien hacer un concurso para ver qué cara le pone cada lector a Bruno, Aurora, Jessie, Noah, Zack, Julia, Marta, Mick, Margaret, André, Iris… ¡Hay tantas posibilidades!
 Lo bonito de mi proceso creativo es que he entendido su importancia para sonreír. Sumergirme en la vida de otras personas me ayuda a despejar la mente, a centrarla, a vibrar y a descubrir la grandeza de vivir una aventura.
De niña pensaba que necesitaba compartir esta imaginación que me asalta llenándome de sentimientos, pero el tiempo me ha demostrado algo diferente, me ha colmado de instantes y de energía positiva al escribir. No necesito personas a mi alrededor, mi día ideal es pasarlo dentro de las sábanas con el ordenador, definiendo personajes y escenas que consiguen hacerme sentir más allá de la realidad.


Pero igualmente soy feliz con las personas que me acompañan en cada aventura. Cuando descubrí la existencia de amistades más allá de lo corriente me di cuenta de que todo es posible. Quizás no haya mucha gente que conozca mi mundo interior, es difícil seguir la estela de mis pensamientos, de mis frikadas, de mi necesidad de expandir las ideas hasta convertirlas en una historia. Pero la vida me ha concedido la posibilidad de caminar con unas pocas amigas que me quieren como soy, me aceptan y aguantan mis instantes de locura transitoria.
Tal como dicen ellas siempre la amistad es algo bidireccional.
Hace unos meses me reencontré con mi grupo de antaño, cuando todavía reprimía mi necesidad de contar historias y mi verdadera forma de sentir. Y volví a encontrarme en un lugar donde no quiero regresar jamás.  Porque ahora he encontrado el equilibrio interior y no voy a renunciar a ser feliz por pensar en lo que pudo ser y no fue.


Prefiero seguir con mi tendencia a rescatar las emociones positivas de cada situación y a hablar sin parar con mis amigas, con discusiones literarias y un sinfín de instantes maravillosos. Creo que si no las hubiera encontrado mi vida seguiría siendo una película decadente en blanco y negro y no tendría este arco iris que la llena de color y la convierte en una comedia emocionante.

¡Feliz día! J

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