En una montaña rusa
¡Buenos días! A veces siento como si mis emociones
estuvieran montadas en la vagoneta de unas montañas rusas y no consiguieran
estabilizarse. Por suerte la mayoría de días suben hacia el cielo, lentas, pero
seguras. En algunos momentos descienden a una velocidad vertiginosa para volver
a remontar en pocos segundos.
Cuando tengo una historia clara en la cabeza suelo
sentir como los personajes, quizás por eso río, lloro y vuelvo a carcajearme en
poco tiempo, oscilando entre ambas posibilidades sin darle tiempo a mi cuerpo a
estabilizarse.
Ayer tuve un día un poco estresante, quizás por
eso recorrí una cantidad ingente de montañas, subiendo y bajando a ratos.
Suerte de mi amiga en la distancia, que me ayudó escuchándome (bueno, más bien
leyéndome en el chat) y dándome buenos consejos.
La
felicidad se encuentra en las pequeñas cosas, en positivizar, en firmar un contrato
de optimismo contigo misma para ver siempre el vaso medio lleno. Abandonar para
siempre la impaciencia no es fácil, yo a veces mantengo una pequeña lucha intensa
para deshacerme de ella, y lo mejor es que al final siempre vuelvo a la
vagoneta de subida. Porque las bajadas son rápidas y precipitadas, no tardas en
llegar abajo, y luego disfrutas de la escalda hacia el cielo, con el viento revoloteándote
el cabello y mil sonrisas.
Recuerdo mi frase categórica cuando un día decidí
aparcar para siempre las inseguridades de ser disléxica para ponerme a novelar
con emoción: «Nunca jamás escribiré romántica». ¡Jejejejeje! ¡Y ahora me parece
el mejor de los géneros!
Suspiros, sonrisas, sentimientos a flor de piel y
un sinfín de instantes álgidos, con intensidad emocional a la hora de novelar
algunos momentos. También tenía un pequeño problema con escribir escenas de
sexo. Siempre pensaba: «lo podría leer mi padre o mis hijos o mis amigas»….
Y un día lo comprendí, ¿qué más da quien lo lea? Lo
importante es dejar vagar la imaginación, llevar la historia donde se merece, permitir
que los personajes sientan, vibren y consigan expresar libremente sus emociones
y alteraciones físicas cuando se enamoran.
Quizás por eso me gusta más escribir acerca del
primer amor. Esa inocencia a la hora de experimentar algunas cosas por primera
vez consigue una intensidad increíble. (Aunque la mejor parte es el juego de la
seducción, el retrasar al máximo el primer beso para que los lectores deseen
llegar a él).
Avanzo con NPVST. Pero en el fondo no quiero
acabar esta novela, porque significará dejar a Zack y a Julia para abrazar a nuevos
personajes. Y estos me encantan…
¡Feliz día! J
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