Amor y suspense... ¡UDMST terminada del todo!
¡Buenos días! Parece que la lluvia ha decidido
desaparecer para traernos días más soleados. Ayer fue precioso ver la luz desde
mi silla del despacho. A ver qué pasa hoy…
Durante la tarde de ayer me introduje de nuevo en
las páginas de UDMST para acabar la corrección y enviarla a mi primera beta. Terminé
y también se la mandé a una segunda persona que me puede dar una visión
perfecta de la novela para dejarla lo mejor posible.
Esta mañana me he pasado un rato repasando el
primer capítulo de NPVST, la última entrega de la saga, antes de ponerme a
escribir estas líneas. Poco a poco las ideas me llenan la cabeza, indicándome
la manera de seguir con la narración sin defraudar mis expectativas.
El reto es difícil. La trama está tan enredada que
quizás con doscientas treinta y dos páginas no tengo suficiente para llevarla a
buen puerto. Pero estoy dispuesta a intentarlo. Julia y Zack se lo merecen. Y
mi cabeza también.
Si todo funciona como debe a finales de julio
espero tener la saga completa, con la ilusión de conocer cada una de las vicisitudes
de mis personajes principales. En la segunda parte no he escatimado en volver a
llenar los folios de acción ni de una trama compleja, llena de oscuros secretos
del pasado.
Echaba muchísimo de menos las tramas de suspense,
la idea de tener a una persona malvada que dirige los hilos de los
acontecimientos hacia una meta complicada. Me gusta el equilibrio entre ambas
opciones, amor y suspense, dándole profundidad al por qué el malo se comporta
de una manera determinada.
Le he dado muchísimas vueltas a una cuestión
últimamente, tras escuchar comentarios contradictorios acerca del amor a cada
edad, y no acabo de compartir algunas ideas, como que si te enamoras a los
cuarenta no es lo mismo que a los dieciséis.
La pasión del principio, aquella ansiosa sensación
de necesidad y anhelo ante los encuentros, las palpitaciones, la respiración
acelerada y cada una de las reacciones de un cuerpo enamorado no varían con el
paso de los años. Porque al inicio de cualquier relación hay una conexión
química más allá de la racionalidad.
Quizás en el primer amor se encuentra la inocencia
de lo desconocido, no tienes obligaciones ni responsabilidades, pero la esencia
es la misma. Porque el amor no tiene edad ni entiende de momentos, es un ente caprichoso
que nos atrapa en sus redes sin atender a otra cosa que al corazón.
¡Feliz día! J
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