Primer borrador de UDMST y olé
¡Buenos días! Terminé UDMST… Ufffff, cuando pongo
el punto y final siento un vacío, una necesidad de revisar sin parar, de
encontrar fallos, de descubrir los entresijos de los personajes y de saber si
el manuscrito está o no a la altura.
Después de una novela absorbente como CDEAT la
segunda parte necesitaba una dosis mayor de silencios, de espacios, de
situaciones que explicaran cómo los protagonistas viven los descalabros que
amenazan con destruir su mundo perfecto.
El viernes me propuse acabar antes de mi clase de
Zumba, pero no tuve tiempo. Me fui a bailar a medio folio del final, con una
ansiedad propia de la situación. Pero la clase me sentó increíblemente bien,
porque cuando llegué a las siete y media a casa conseguí darle más intensidad a
esos párrafos.
Por suerte me queda todavía una entrega de la
serie Sin ti, así que la tristeza de dejar
atrás a Julia y a Zack todavía no me invade. Tengo mil ideas en la cabeza, mil
emociones y mil giros para explorar las vicisitudes de esta pareja. Y todavía
me queda darle tres vueltas a este manuscrito, releer el primero y conocer las
reacciones de las beta, por si necesitan algún retoque.
El viernes por la noche tuve una cena increíble
con mis antiguos compañeros de escuela. Es una pasada reunirme con ellos una
vez al año para ver cómo les va la vida. Charlé animadamente, descubrí unas
vidas desconocidas, absorbí cantidad de información para futuras novelas y reí
muchísimo.
Es la grandeza de los reencuentros, la inmensidad
de las redes sociales que consiguen mantener la brecha de la conectividad con
personas que una vez pertenecieron a mi mundo y se desvanecieron en el olvido
durante muchísimos años.
De niña buscaba una manera de acercarme a los
demás, de que me quisieran a pesar de ser diferente, de tener mi propia manera
de ver la vida, muy alejada de la convencional. Ahora solo me dejo llevar por
la situación para disfrutar del momento. Porque soy feliz con mi vida, con mi
forma de ser, con mis amigas, y no necesito más.
Y sí, quizás tengo un punto friki, pero hay otras
escritoras como yo, lo he descubierto tras años codeándome con ellas. Antes me
agobiaba ser así, cuando maduré dejé atrás esa sensación para dedicarme a
vibrar con los mundos paralelos, a sentir la vivacidad de la escritura, a no
ser infeliz al pasarme las horas libres enganchada a un portátil, narrando,
leyendo, dejándome seducir por las aventuras de otros.
La grandeza de conectar con los personajes es
mágica. Me apasionan mis tableros de Printerest para las novelas, las listas de Spotify con las siglas de cada manuscrito, las portadas de los libros, escuchar
una canción en bucle y saber exactamente a qué historia me recuerda.
Encontrar la felicidad está en las pequeñas cosas,
en poner la radio un día, escuchar una canción y cerrar los ojos para volver a
irrumpir en la vida de unos protagonistas acompañada por la tonada, en ver una
foto y pensar en ellos, en suspirar porque descubro un giro argumental genial…
Nunca renunciaré a esa magia.
¡Feliz día! J
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