¡Feliz San Jordi!
¡Buenos días! Llegamos a un viernes interesante,
con el preludio del día del libro y un sinfín de momentos increíbles para
retener en la memoria. Espero que mañana haga sol, que las calles se vistan de gente,
rosas, libros y sonrisas, que la vida me regale alegrías y no penas.
Ayer fui a una cena que me recordó mi época gris,
aquella en la que pasaba lo días escondida en una nube de frustración. Suspiré feliz
al descubrir cómo conseguí dejar atrás esa manera obtusa de mirar la realidad, con
la constatación de que todo es posible si le pones ganas e ilusión.
Fue una cena amena, divertida, con momentos
álgidos y emociones varias.
Una conversación con Mabel durante la tarde me
arrancó miles de sonrisas. Ella va a venir desde Suiza a presentar Rumbo a ninguna parte, junto a mis otras
queridas beta. Me parece tan emocionante que no paro de sonreír.
Mabel está preparando un guion, habla con mis
otras compañeras y tiene muchas ideas para hacer un acto diferente, con algunas
aportaciones personales que pueden animar la velada. Ayer me propuso un juego
por chat: me ponía frases y yo debía adivinar quién las decía y en qué novela. ¡Fue
divertidísimo!
Al llegar a casa conseguí desencallarme y escribir
cuatro preciosos folios, acompañada de una canción en bucle que acabo de
descubrir y me encanta. Es como si a través de sus notas pudiera tocar las
emociones, acariciarlas y traspasar la frontera entre mis dos mundos para
acompañar a Julia y a Zack en su periplo. Escuchadla, a ver qué os parece.
En esta trilogía se me ocurrió una idea genial. Ya
que mi manera de escribir se ha vuelto más profunda e intensa desde que creo playlists en Spotify para cada novela,
tableros de Printerest y me paso el día escuchando la banda sonora durante las
horas de trabajo, por la tarde y mientras escribo. Decidí buscar letras de
canciones que explicaran los sentimientos de los protagonistas.
Secret
Love song, de Little Mix y Jason Derulo habla acerca de un amor
prohibido y secreto, como el de Julia y Zack. Y me encanta, así que llevo un
par de días escuchándola una y otra vez, con suspiros ilusionados y mordiéndome
el labio con una sonrisa feliz.
De pequeña ya conseguía esa comunión entre la
música y mis emociones. Algunas canciones tienden un puente que me acerca a un
instante determinado, me hacen vibrar, expandirme, conseguir esa cálida exhalación
que se concentra en mi estómago y me lleva a aporrear las teclas con frenesí,
sin atender a la hora, al lugar o a la necesidad de ocuparme de otras cosas.
Mañana se celebra el día del libro. Sin la lectura
yo no estaría aquí, así que os invito a comprar un libro, a devorarlo, a
sentiros parte de su historia y a sentir con los personajes, dejando volar la
imaginación.
¡Feliz día! J
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