Madurar, entender, rebajar las expectativas...
¡Buenos días! Esta semana se me
está haciendo un poco larga, pero por fin estamos en la recta final para llegar
a un viernes lleno de felicidad.
Durante los muchos años de lucha
para llegar a mi ahora pasé por muchos estados anímicos, llegando a odiar la
escritura en algunos momentos, pero a medida que maduraba y entendía la
realidad conseguía descubrir mi pasión por las letras, por las historias, por
construir personajes.
Al empezar tenía esa ilusión que
muchas veces sentimos al iniciar un proyecto largamente pospuesto, una relación
con alguien, una amistad… Es una ilusión pueril, quimérica, intensa… Una de
aquellas que te hace suspirar por alcanzar el Nirvana en tres minutos. Una
donde piensas que solo hace falta alargar el brazo para llegar al cielo de tus
deseos.
El tiempo me puso en mi lugar, la
realidad cayó impertérrita sobre mis espaldas cuando me topé con muros llenos
de negativas y dificultades. Nunca dejé de escribir y necesité una gran dosis
de voluntad para aprender a redimensionar mis metas para descubrir cuál era la verdadera
emoción de escribir sin obsesionarme con conseguir algo imposible.
En todo este proceso de
maduración, de rebajar la ilusión romántica de que solo necesitaba escribir un
libro para llegar a la librería, encontré personas que no me ayudaron a
avanzar.
Soy una persona incapaz de no
contestar a los mensajes, de dejar e-mails sin respuesta durante semanas o
incluso meses, de asegurar nos vemos la
semana que viene sin precisar si esa semana que viene es de este mes o de dentro
de muchos. Esas actitudes fueron dolorosas para mí, soy de las que prefieren un
no a la incertidumbre. Y esas esperas interminables, en las que me sentía como
un burro con una zanahoria en su hocico que nunca llegaba a alcanzar, me
hundieron en un pozo de ansiedad.
Madurar significa encontrar la
forma de asumir esas situaciones, de dejarlas atrás y de no inquietarse por
ellas, entendiendo que esas personas no me acababan de ayudar ni en mi
crecimiento personal ni en mi carrera literaria.
Desde el viernes de la semana
pasada vivo una situación similar y estoy feliz con mi forma de enfrentarme a
ella. Han pasado los años, me desligué de esas cadenas, aprendí cómo encontrar
la felicidad en cada instante y también a asumir que si una llamada no llega, a
pesar de un primer contacto, no vale la pena agobiarse.
Aunque yo sería incapaz de hacer
algo parecido…
Mi conclusión es que he madurado,
me he hecho fuerte y he conseguido sentirme satisfecha con lo que tengo, sin
esperar demasiado de los demás. Y eso es genial.
Ayer salió una reseña de la
trilogía Sin ti en el Blog de literatura
romántica y otros géneros (enlace). Os invito a leerla y a estar pendientes
de la entrevista que me hicieron y que se publicará en breve.
También os dejo una vídeo reseña
de Un día más sin ti (enlace) de
Carmen, la administradora del blog Libros escondidos. Tiene razón, es muuuuuy
difícil hablar de este libro sin spoilear…
¡Feliz día! J
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