Sorpresas te da la vida
¡Buenos días! Cada día aprendo
algo y la vida no deja de sorprenderme de forma positiva, aunque algunas veces
me decepciona.
El tiempo pasa y descubro cómo
día a día las sonrisas se suceden en mi rostro, a pesar de esos instantes
tensos que todos encontramos en las jornadas.
Hace tiempo decidí dejar atrás
cualquier negatividad a la hora de enfrentarme al futuro, a los
acontecimientos, a las situaciones. Y desde entonces mi vida se ha llenado de
luz. He conseguido un sinfín de días felices, de instantes multicolores y de
experiencias alucinantes.
Cada segundo de estos últimos
años ha sido una sucesión de momentos mágicos, ha conseguido desligarme de unas
cadenas absurdas y dotarme de alas para volar hacia un universo lleno de
ilusiones.
No sé dónde me conducirán ahora
mis pasos ni si algún día llegaré a replantearme aquellas antiguas metas
trazadas de joven, pero de momento me siento afortunada con todo lo conseguido
a base de horas de dedicación, trabajo duro y perseverancia.
Siempre lo digo, para llegar
hasta aquí he tenido al lado a unas personas que me han acompañado de una
manera impresionante. Y nunca me cansaré de decirlo en voz alta.
La amistad se sobrevalora muchas
veces, sobre todo al juzgar la posibilidad de que las personas consideradas
amigas puedan ayudarte en un momento de dificultades.
Tengo la suerte de contar con
amigas de verdad, de aquellas que siempre están a tu lado, a las malas y a las
buenas, que me quieren por como soy, con todas y cada una de mis frikadas
incluidas, con mis debilidades y flaquezas, con mi forma de ser y sin buscar
otra cosa que mi compañía.
Ya no tengo bajones pensando en
las personas que un día pasaron por mi vida y no quisieron quedarse ni
profundizar ni recuperar la sintonía años después ni me siento sola ni camino
por un sendero lleno de espinas en ese terreno.
Cuando me pasan cosas bonitas
pienso en ellas, son las primeras a las que les mando las fotos de los e-mails
recibidos, de cada mensaje, de cada giro positivo de mi vida. Y son ellas también
a las que recurro cuando estoy de bajón. Porque las quiero y me quieren. Y eso
es un bien muy preciado para mí, algo que jamás soñé con alcanzar.
Espero conservarlas durante años,
tenerlas cerca y poder volver a llamarlas con noticias como las últimas, seguir
compartiendo con ellas esa espitada aceleración de mis escritos cuando tengo
una idea para una novela, nuestras alucinantes discusiones sobre algunos
aspectos de los manuscritos, nuestra relación perfecta.
¡Feliz día! J
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