Malas correcciones las hay en todas partes
¡Buenos días! A medida que avanzo en la escritura voy cogiendo
hábitos de lectura, de corrección instantánea, de ser cada vez más exigente con
lo que leo y escribo.
Mi pasión por la lectura apareció a una edad temprana, cuando
descubrí que a través de las aventuras de los libros podía dejar volar mi
imaginación, traspasar la barrera del mundo real para perderme en uno paralelo
donde todo era posible.
De niña no me fijaba demasiado en cómo estaban escritos los
libros porque a los pocos minutos de empezar a leer me sumergía en la vida de
otras personas, me convertía en parte de su grupo, me transportaba con la mente
a un lugar alejado de mi realidad para vibrar con las peripecias de los
personajes.
Leía tanto que acabé buscando títulos en la biblioteca de mi
abuela, una extensa colección de novela romántica de época que me despertaba
suspiros, lloros emocionados y un millar de sentimientos.
Entonces no me fijaba en nada relacionado con la escritura. Recuerdo
que mis profesoras siempre se quejaban de lo mismo, la maldita dislexia se
mezclaba con mi despiste natural. Siempre fui soñadora, dispersa y multitarea.
Me costaba hacer una sola cosa a la vez, lo único que conseguía con una
concentración absoluta era la lectura y porque mientras leía era capaz de
viajar a otros mundos.
Sigo igual, aunque la disgrafía la he superado con mucho tesón
y esfuerzo, obligándome a fijarme en cómo están escritas las novelas, en la
ortografía (sí, mi madre todavía alucina cuando encuentro faltas porque de
joven era incapaz de escribir tres palabras seguidas sin cometer cuatro como
mínimo), en el estilo, en el ritmo.
Lo admito, leo corrigiendo, buscando errores porque es deformación
profesional… Para tener lo mejor posible mis manuscritos tengo siempre la lectura
correctiva en on.
Gracias a la práctica, al estudio exhaustivo de las normas
ortográficas, al sistema de error-corrección y a mi deseo de mejorar cada día
tengo un estilo propio, que gustará más o menos, pero es mío. Y consigo
encontrar muchísimas erratas en los libros. Últimamente me topo con demasiadas,
incluso en novelas publicadas por editoriales de prestigio y de precios exorbitantes
en su versión digital. Ayer encontré una tan garrafal que todavía ahora estoy
alucinando: Hecha la cabeza hacia atrás (¡jo…! Verbo echar, no hacer… ¡Es
echa la cabeza hacia atrás!).
En fin, hasta en las grandes editoriales hay mala corrección…
Ester, la administradora del blog Reading without stopping ha publicado una reseña de Un día más sin ti (enlace). En este caso
le ha enganchado la historia, pero le ha parecido un poco repetitiva en algunos
trozos. Le gustan los personajes nuevos y Terry… ¡A mí me encanta Terry! Y
adoro a Bry… En cuanto a Swan y a Tess… Sí hay una parte de su historia, una muy
importante para lo que sucede en No puedo
vivir sin ti…
¡Feliz día! J
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