¿Cómo funciona vuestra inspiración?
¡Buenos días! Se despierta
con sol, aunque hay alguna nube amenazante en el horizonte… Espero que
finalmente se despeje y pueda ir a estirarme en una hamaca sin más preocupación
que decidir si hace frío o calor.
Hoy quería hablaros de mi
inspiración, ese ente extraño y caprichoso que convive conmigo. En catalán
tenemos un dicho que intentaré traducir: «¡Quién la entienda, que la compre!».
Algunas veces he intentado adivinar cómo funciona mi inspiración, incluso he
llegado a hacer planes para obligarla a trabajar en un horario concreto, pero
ella es esquiva y revolucionaria, porque se declara en huelga con frecuencia y
coge vacaciones cuando le viene en gana.
Antes escribía por
obligación y muchos días acababa frustrada tras varios intentos para hacerla
salir. Me establecía un horario de escritura, me sentaba delante del ordenador
y si no tenía ideas acababa de mal humor.
He cambiado de táctica y de
actitud. Ahora escribo por deseo, así que lo hago como los recién nacidos, a
demanda. Que mi inspiración se decide a darme alas, escribo; que se larga a los
mundos paralelos a vivir una aventura, me relajo y juego a mil cosas en el
iPad, el iPhone o el ordenador. Esta forma de vivir mi creatividad es
maravillosa, tanto que los frutos son mayores y más provechosos.
Recuerdo cuando mi agente
literaria me decía que mi escritura era estresada. Yo sentía así el hecho de
obligarme a redactar unas líneas cada día, era mi manera de sentarme frente al
ordenador y darle vida a los personajes. En ese entonces vivía por y para la
escritura, mi cabeza siempre estaba inmersa en algún trocito de la trama y le
daba vueltas y más vueltas a las situaciones. Quizás por eso no paraban de
pasar cosas…
La verdad es que tener un
trabajo que requiere muchísima concentración, llevo yo sola la gestión fiscal,
administrativa y contable de cinco empresas y una fundación, me obliga a
aparcar las historias inventadas durante tantas horas que cuando retomo la
narración necesito un tiempo de adaptación.
El no estresarme para
escribir ha logrado que tenga casi completo el reto de terminar tres
manuscritos en un año. Sé que lo haré, no necesito más que un ordenador y que
mi inspiración tenga ganas. Ya no intento domesticarla, la dejo a su libre
albedrío. Si me paso días enteros jugando al Candy Crush o al Apalabrados o a
un solitario, no me agobio, porque sé que el día que tenga deseos de escribir
cundirá lo suficiente para llenar un capítulo.
Y así es mi creatividad ahora, va a
trompicones, dando tumbos, escalando posiciones a una velocidad vertiginosa
unos días y bajando en picado otros. Pero yo no la obligo a trabajar, le doy lo
que me dice siempre mi jefe: «libertad con responsabilidad». Ella y yo sabemos
que es importante avanzar en el manuscrito, y como lo escribimos sin esquemas
ni ideas previas, solo con un título un principio y un final, nos encanta
inventarnos el laberinto de tramas por el camino.
Eso es lo que me ilumina
cuando escribo, esa capacidad para conducir las historias hacia donde sopla el
viento de mi inspiración ese día. En un mes y cuatro días ya he escrito la
mitad de mi nueva novela, y eso que trabajo más de ocho horas, bailo cuatro
veces por semana y no descuido las tareas domésticas… Así que estoy encantada
con mi inspiración. ¿Cómo funciona la vuestra?
¡Feliz día! J
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