Mil cosas por hacer...

7:07 Pat Casalà 0 Comments

      ¡Buenos días! A veces las cosas salen bien, aunque para ello necesitan esfuerzo y tesón. Cuesta entenderlo al principio, y más a adolescentes hormonados, pero normalmente el trabajo duro se ve recompensado con buenas noticias.
     Ayer fue un día intenso, con una reunión de trabajo de cuatro horas, muchos informes que preparar para hoy a las diez, una llamada con una grata sorpresa y una copa en maravillosa compañía. ¡No se puede pedir más!
      Y al fin llegamos al viernes, el mejor día de la semana con diferencia, el que se termina la jornada laboral y sabes que tienes dos largas jornadas de descanso por delante. A ver si retomo la escritura de la novela y empiezo con mi vida normal…
     Sigo sin tener la sensación de que entramos en una rutina, me faltan los horarios escolares, las tardes de actividad, las horas de estudio, planificar los Tuppers de las comidas…
     Y sigo completamente dispersa, sin centrarme en lo importante. Quizás necesito readaptarme a los horarios y al trabajo estresante. Aunque a veces pienso que debería convertirme en un procesador Intel Core TM para abarcar las mil y una cosas distintas que implica llevar la administración, la contabilidad y la fiscalidad de cinco empresas y de una fundación.
      Por suerte todavía tengo la cabeza bien amueblada y soy capaz de llegar a todo, unas veces con más estrés y otras con menos, pero el trabajo está a punto cuando toca… De lo que carezco ahora es de tiempo para la literatura y si el trabajo sigue así, cada vez tendré menos.
     Ser madre de dos adolescentes implica mucha dedicación a ellos, a los estudios, al orden, a su carácter rebelde… Y si además quiero bailar cuatro veces por semana, pues mis horas de escritura se reducen drásticamente. Pero vale la pena, la vida está para disfrutarla, para exprimir el jugo de cada instante y para dedicarme a crear historias cuando me apetezca.
      Sé que si mi día a día fuera como en verano escribiría una novela cada tres o cuatro meses. Si tengo el día entero para pensar, escribir y pasear mi inspiración se desata con fiereza. Pero de momento esa realidad es algo etéreo y lejano que no pasará, por eso hay que sonreír cada día y dejar que la ilusión capitanee qué quieres hacer.
      ¡Feliz día! J

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