Fuerza de voluntad

7:07 Pat Casalà 2 Comments

      ¡Buenos días! El sol acaricia el suelo de mi terraza con sus rayos dorados, hace calor, las hojas de los árboles apenas se mueven y presiento que hoy será un día de sofoco. Mi casa duerme, en unos minutos despertará y se llenará de ruidos, palabras nerviosas, prisas matinales…
      Recuerdo que cuando era pequeña siempre me decían que era una niña voluntariosa. Esa frase la escuchaba constantemente de labios de profesores y adultos. Muchas veces me los quedaba mirando con una sonrisa mientras pensaba a qué se referían, para mí lo importante entonces era vencer mis dificultades con la dislexia, dirigir mi vida hacia la escritura y superar los cursos.
      Quizás se referían a mi manera de encarar los retos y no desviarme nunca de la línea trazada, como si cada peldaño en la etapa madurativa fuera un  escollo hacia una meta alta y escarpada. Las profesoras solían decirme que me olvidara de escribir, que lo mío eran las matemáticas. Muchas veces me suspendían las asignaturas en verano por faltas y no por contenido y yo reaccionaba con decisión, les decía que sí podía hacerlo mejor y trabajaba duro para fijarme más en la escritura.
      Nunca he sido de las que se rinden, normalmente lucho hasta el final con las armas que tengo al alcance, y si no son suficientes invento unas nuevas. Me siguen diciendo que tengo mucha fuerza de voluntad, cuando me propongo algo tangible suelo seguir mis directrices hasta lograrlo. El año pasado bajé diez quilos en dos meses y ahora ya he perdido uno y medio de los dos que cogí en verano…
      Vale, soy voluntariosa, a veces incluso demasiado, pero hay cosas que por mucho empeño y esfuerzo que les ponga no dependen de mí ni de mi ímpetu a la hora de intentarlo. Me repitieron hasta la saciedad que jamás conseguiría escribir bien y gracias a mis años de lectura desenfrenada, estudio de la gramática, la ortografía y el estilo de los libros ahora estoy con mi décima novela. Me ha costado mucho tiempo, pero al fin parece que ya tengo un buen estilo narrativo.
      Hasta ahí llega mi fuerza de voluntad, se cierra el círculo. Ya puedo escribir tres novelas al año, ponerles empeño, ilusión y ganas, soñar despierta en dedicarme únicamente a la literatura y desear lo imposible, que ahora el resto ya no depende de mí. Por eso no envío LME a la agencia, parece que si permanece en el ordenador no esperaré que alguien piense que vale la pena difundir mi trabajo…
      Cuando esté preparada para asumir la espera sin agobios la mandaré, mientras tanto seguiré con la emoción de escribir para deshojar las ideas que acuden a  mi mente y disfrutaré de cada párrafo.
      ¡Feliz día! J

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2 comentarios:

  1. En octubre me la dejas que ya la envío yo. Así te ahorras la espera, o sea, esperas pero sin saber que lo haces '_^

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