Sin anhelos, sin angustias...

9:09 Pat Casalà 2 Comments


¡Buenos días! Parece mentira, llega el sábado y el sol radiante de esta semana se esconde tras unas nubes grisáceas que amenazan con deshacerse sobre la acera… ¡Me apetecía tanto un día de hamaca!
 Esta última semana se ha llenado de noticias, algunas buenas y otras no tanto, de momentos en los que se intuye la necesidad de tomar decisiones, de deseos alcanzados y de otros que se han quedado en el camino. Parece que por primera vez en muchos años se diluye mi interior aquel ímpetu que me abocaba a aporrear las teclas con fiebre creativa, junto a la creencia de que vale la pena luchar.
Pero como os decía el otro día, no te puede tocar la lotería si no compras un número… La vida está llena de instantes maravillosos que nos acompañan y no es necesario incluir en ella la ansiedad por alcanzar unas metas demasiado alejadas de nuestro ahora.
Voy a mandar LME, tal como decidí. Cuando mi inspiración se digne a volver de sus vacaciones seguiré con la escritura de LDE. Sin embargo no voy a sentir el peso de los días sin noticias ni la angustia de no llegar al cielo de mis aspiraciones. Lo dejo escrito y me lo prometo a mí misma.
Recuerdo cuando recibí el primer email de la agencia literaria, era marzo de 2006 y había pasado un año y un mes de mi primer contacto por escrito. ¡Fue un momentazo! Lloré como una magdalena, con la ilusión de que por fin alguien creía en mí.
En los inicios me consta que la mayoría de escritores primerizos tenemos una visión muy romántica de la realidad literaria. Yo pensé que ese correo electrónico era el principio de algo mágico. Y esperé durante años a que la comunicación con mi agente fuera fluida.
Me dijeron que debía mejorar mucho la técnica si quería conseguirlo y puse toda la carne en el asador. Trabajé duro, sin perder la esperanza ni la angustia de ver cómo los años sumaban sin resultados, sin noticias, sin avances. Fue esa batalla constante contra las adversidades la que me sumió en una espiral de espera infructuosa.
Cada vez que reescribía un manuscrito o terminaba otro me decían que todavía le faltaba otra vuelta y otra más… Han sido casi ocho años de esperas, de creer que si una agencia del prestigio de la mía se interesaba por mi trabajo lograría la luna. Quizás le he visto demasiadas veces las orejas al lobo, porque ahora ya no tengo esa fe ciega en ellos ni pienso que mi vida cambiará de repente ni que podré dedicarme a mi faceta creativa.
Me siento feliz. Mientras esperaba mi vida era un torbellino acelerado que arrasaba cualquier intento de sonreír, con la sensación de que mis deseos estaban a unos metros delante de mí, que los alcanzaría en segundos, pero que nunca pasaba el tiempo.
Entender que en la felicidad intervienen demasiados factores como para vivir anhelando me ha concedido tranquilidad y sosiego. Este fin de semana le daré a enviar la novela para que el destino decida qué pasará con ella. Y yo retomaré mi nuevo manuscrito para viajar a otros mundos sin necesidad de levantarme del sofá. Sin esperas, sin anhelos, sin angustias…
¡Feliz día! J   

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2 comentarios:

  1. Feliz día, Pat.
    Lo más importante es que estás haciendo "obra" como pedía Juan Ramón Jiménez. Pienso que uno fortalece su carácter en estas lides.
    Un abrazo.

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    1. Tener obra siempre es positivo y más si aprendes a disfrutar del camino... ¡Un beso, Pilar! :-)

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