Un domingo para soñar

10:01 Pat Casalà 0 Comments


¡Buenos días! El domingo se presenta con un millar de cosas por hacer, mi cabeza está de vacaciones de escritura otra vez y poco avanzo con LDE, pero tengo tantísimas otras actividades que me llenan de alegría que no quiero renunciar a ninguna.
Me encanta cocinar y ayer mi niña me pidió mi pollo al curry para celebrar su cumpleaños en familia. Es un plato laborioso, que requiere de un tiempo dedicado a la cocción, así que me puse mi devantal y empecé a preparar el guiso. Mi hija es de gustos fuertes, por eso hago el curry bastante especiado.
De postres me pidió coulants. La mayoría de las veces que los sirvo son comprados en el Bon Àrea, un supermercado donde los tienen buenísimos y a un precio increíble, pero ayer decidí hacerlos yo misma. Preparé la masa siguiendo una receta en You Tube y me salió fantástica, el único problema lo tuve con el desmoldado. Los pastelitos estaban perfectos de sabor, dentro tenían el chocolate deshecho, pero no conseguí servirlos enteros. ¡Hoy me miraré cómo hacerlo mejor la próxima vez!
 El resto del día pasó como una exhalación entre la conversación con mi familia, un paseo por el centro y una película de la tele.
Últimamente me plateo la posibilidad de trabajar en algo que no sean los números. No me hace ilusión volver a tener una tienda ni nada parecido, en cambio me encantaría dedicarme a cualquier cosa relacionada con la escritura, apostar por ello y darlo todo.
¡Qué bonito sería pasarme el día escribiendo, leyendo o valorando escritos! Bueno, de sueños se hizo la ilusión y hoy es día de imaginar. Muchos escritores se dedican a ser jurado en premios literarios, a escribir columnas en los periódicos, a hacer de lectores profesionales, a dar cursos de escritura… Pero de momento el Cosmos no me ha ofrecido la posibilidad de explorar nuevos horizontes profesionales relacionados con la literatura, así que mañana tocará ir a la oficina para preparar las liquidaciones trimestrales y encararme con las contabilidades y los cash flows de mis entidades.
Mi trabajo remunerado se me da bien, a veces me equivoco, como todo el mundo, pero en general soy capaz de llevar varias cosas a la vez sin dejarme nada en el tintero. Sin embargo los días de fiesta me percato de que mi jornada ideal transcurriría entre libros, manuscritos, escritura… Pero hay que ver la parte positiva de lo que tengo y aprender a valorarlo.
La vida me ha enseñado a no esperar a que las cosas sucedan, a veces por mucho que se luche no es posible y entonces hay que girar el timón de nuestra existencia hacia un horizonte alcanzable. Los años y las expectativas derrumbadas han creado una nueva visión de mi futuro, no sé, quizás algún día encuentre algo distinto en lo que invertir mi tiempo…
Ahora mismo lo único que tengo en perspectiva es levantarme del sofá, vestirme de gimnasia e irme a bailar con Alberto. ¡Es la mejor manera de empezar el día con una sonrisa! El baile ayuda a liberar endorfinas y a deshacerte de la tensión y del agobio. Así que a las once en punto estaré en la clase dispuesta a darlo todo.
¡Feliz día! J

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