Una pequeña estrella
¡Buenos
días! La terraza aparece húmeda, con signos inequívocos de que esta noche ha
caído una tormenta. Este otoño tan caluroso debe enfrentarse a veces con las
gotas de agua que limpian la atmósfera y ayudan a refrescar un poquito el
ambiente, aunque acabo de abrir la ventana y de darme cuenta de que la
temperatura es bastante alta.
Los
días son como pequeñas estrellas en un firmamento particular, hay noches que
brillan con intensidad y otras que alguna nube se interpone entre la luminiscencia
propia de un astro y la realidad que vemos desde la Tierra. Trazar el rumbo es difícil,
pero al final el viento siempre limpia el cielo y la estrella vuelve a emitir
ese fulgor perfecto que la caracteriza.
Quiero,
deseo, anhelo y sueño. Aunque me niego a regresar al punto de antes, a esas
esperas interminables ante el mail y
ante el teléfono, siempre con la sensación de que algo mágico estaba por venir
y que solo debía creer que pasaría. Pues bien, ya visualicé demasiadas veces ese
destino que nunca llegó, así que ahora toca disfrutar de la realidad.
Escribo
porque lo necesito, es parte de mi esencia, de mi personalidad, de mi interior.
Es como si mis dedos acariciando el teclado fueran una extensión de mis brazos.
Esa capacidad de dejarme acompañar de mis personajes a un mundo lejano e
inaccesible es maravillosa, igual que la pena que siento cuando una novela
llega a su fin y les dejo en ella, viviendo entre los lectores.
¿Nunca
os ha pasado que al terminar una película queríais más? Yo a veces no me
levanto de la silla del cine porque siento que esa historia ha de alargarse
hasta el infinito. Y luego, cuando salgo a la calle, le doy vida en mi cabeza,
la termino a mi manera, tal como mis sentimientos la ven.
Es
cuestión de piel, de emociones, de sensaciones. Escribir y convivir con los
mundos paralelos es parte de una magia maravillosa que llega con la
creatividad. Cuando consigo darle la vuelta a una situación angustiosa, ponerme
en la piel de las personas que actúan de una determinada manera, buscarles un
porqué y transcribir esas escenas que aparecen en mi mente sé que la vida es
algo más que un trabajo, una familia o unos sueños.
Vibrar
con cada palabra, emocionarse con cada capítulo, empatizar con los personajes,
sentir que te caen bien o mal, que necesitan un estímulo para avanzar y que
solo tú tienes la llave para concedérselo…
Tengo
días que no brillo, a veces son las nubes y otras una niebla espesa que se
empeña en apagarme, pero no voy a volver a la ansiedad ni a la angustia de no
conseguir mis sueños, sencillamente me dejaré llevar por la Providencia y
caminaré de la mano de quien quiera acompañarme.
¡Feliz
día! J
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